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Experimento

 De noche, cuando la luna reina y el deseo nos apremia. De noche cuando acuden los miedos y nos aplastan los silencios. De noche cuando rezan los creyentes y purgan culpas cuatro penitentes. De noche, oscura, helada, tic tac, cada madrugada. De noche calida y pesada, tic tac, cada madrugada.

Por la noche, mi mente cargada de reproches. Por la noche ausencias, carencias. Por la noche alcoholes, marchitas flores. Por la noche, sarcastica, didactica. Por la noche, niebla, humo entre risas perdidas me consumo. Por la noche, recuerdos. Por la noche..

Por la noche...

Por la noche....sentimientos.

Malos.

Buenos.

Por la noche.

Noche.

Yo.


Si me necesitas , llama.

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Carrusel

La observo mientras ella buscaba algo en su bolso, realmente estaba preciosa aquella noche, sus ojos brillaban cada vez que sonreía, observo la fina piel de sus hombros descubiertos y coronados por los finos tirantes de su vestido azul, observo su pelo caer sobre su espalda y su cuello, nunca se cansaba de mirarla.

Ella pareció encontrar lo que buscaba en su bolso y levanto la cabeza para mirarlo.

-¿Que hacemos ahora?- el bajo levemente la vista hacia sus manos, siempre las movía al hablar. La miro durante unos segundos mientras formaba una sonrisa.
-¿Que? ¿Que pasa?- volvió a preguntar ella
-¡Sorpresa!- respondió el , levantandose de la silla.

Cogió su chaqueta de cuero, y se la puso, ella lo miraba atónita, el se acerco a su silla y cogió su abrigo, le tendió una mano para ayudarla a levantarse y le coloco el abrigo, aprovecho la circunstancia para darle un beso en la mejilla. Cogió su mano y se dirigieron a la salida del local. Le dijeron adiós a los dueños del restaurante y salieron a la calle. La noche era fría y ella se arrebujo en su abrigo.

-¡Vamos!- le apremio el.
-¿Pero adonde?- repuso ella.
- ¿Sabes que si te lo dijese dejaría de ser una sorpresa?- respondió el con sorna.

Ella le lanzo un leve manotazo, el sonrió y tiro de ella para que echase a andar.Caminaron durante unos minutos a paso vivo.

-¡Hace Frio!- se quejo ella apretándose contra el. El disfruto del contacto, y le rodeo la cintura con un brazo.
- A mi me gusta el frio, hace que te pegues a mi.- respondió el, ella lo miro haciéndose la ofendida y trato de separarse, el la asió con algo  mas de fuerza para que no se separase y bajo a su boca para besarla.
¿Encima que te doy mi calor, te quieres separar?, que te gusta quejarte- continuo el, ella no puedo reprimir una carcajada.

Continuaron su camino, se cruzaron con otras parejas y grupos de gente en busca de algún pub donde pasar la noche, aunque ellos no les prestaron atención. Hablaron de algunas cosas sin importancia y se lanzaron bromas el uno al otro.

-No me dices donde vamos, me haces pasar frio, me llevas con la lengua fuera para ir no se donde. ¡Me acabare cayendo con los tacones!, voy a tener que pensarme lo de aceptar tus citas. - le sonrió ella.
- Igualito que una vieja, es mas, mi abuela con todos sus achaques se quejaba menos- le saco la lengua el, ahora le toco reírse a el y su risa grave inundo la noche.

El notaba su corazón latir mas fuerte, se acercaban al sitio y la emoción se apoderaba de el, el retuvo el paso mientras se acercaban a la bocacalle que daba a la plaza, saboreando el instante.
Salieron a la plaza y alli estaba, es cierto que por la noche, no destacaba mucho, pero eso a ella no le importo. Sus ojos se abrieron de par en par al verlo, le miro y se desasió de el para acercarse.

Allí estaba en medio de la plaza, un antiguo carrusel, nada que ver con las atracciones de ahora, sus formas de otro siglo se encontraban algo fuera de lugar entre tanta modernidad pero ella seguía mirándolo, acercándose lentamente, mientras los recuerdos se agolpaban en su cabeza. Recuerdos de ferias pasadas en el pueblo, de risas montada en el carrusel junto a su hermana, con sus padres mirando mientras saboreaban un helado, los recuerdos trajeron consigo alguna lágrima. Ella llego a la valla que separaba el carrusel, el se acerco por su espalda y ella se giro al oírlo.

-Eres un.... - las palabras no le salieron.
-No te atreves a subirte- le desafió el.

Ella le respondió con una sonrisa, se quito los zapatos para saltar la valla, llego al carrusel y se monto en unos de los arboles.

- ¡Vamos Miedica!- le grito ella riendo.

Espera, el alzo una mano, y un hombre apareció,salio de detrás del carrusel, ella la miro y miro a su novio sin comprender nada. El hombre se dirigió a una caseta momentos después las luces del carrusel se encendieron iluminando la noche y los caballos comenzaron a girar. El salto la valla y corrió hasta el carrusel, observo su sonrisa le miro fijamente a los ojos brillantes por la alegría y las las lágrimas reprimidas.

¿Señorita me deja que lo acompañe?- dijo con una reverencia.
- Desde luego eres un..- No la dejo terminar y la beso largamente mientras se subía en el caballito de al lado, ambos tenían que recoger las piernas para no dar en el suelo con ellas y sabían que la repentina luz en el carrusel llamaría la atención de mucha gente, pero no les importaba.

Al pasar junto al operario el le hizo un gesto con la cabeza, el operario sonrió mientras le daba una calada a su cigarro.



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El lugar del viento.

 Ese lugar donde el viento frio me pega cada mañana, un lugar de pausa donde fumo un cigarro mientras espero el autobús, mirando el sol salir detrás de la refineria y la niebla levantarse perezosa del campo, donde suelo ver siempre a la misma gente y los mismos coches componen su murmullo de fondo. Donde a veces canto acompañando al grupo que suena en mi Mp3, ante la mirada a veces sorprendida a veces graciosa, de los que me rodean.


 Un lugar donde me gusta estar y donde odio estar  aquel lugar, donde he experimentado diversos sentimientos entre cientos de pensamientos y recuerdos, sobre tantas cosas, sobre tanta gente. Cientos de minutos de cavilar normalmente sin llegar a nada, y otros tantos de soñar despierto.


Ese lugar donde destaca esa enorme piedra gris, que tantas risas con olor a cerveza ha escuchado, alguna discusión, mas de un llanto. Donde hemos charlado horas, de todo y de nada, de sueños y realidades. 


Es un lugar curioso mi lugar del viento, aquel donde cada mañana fumo un cigarro mientras espero el autobús.

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Rumor

Caminaba despacio bajo la luz de la luna menguante, sus huellas quedaban marcadas en  el barro que la lluvia había formado durante los últimos días, podía ver las gotas de agua brillar sobre las hojas de los arboles y en los pequeños charcos aquí y allá. Piso uno de los charcos en su caminar abstraído, concentrado en no pensar, de detuvo un instante ante un gran árbol y escucho su corazón, trato de percibir los latidos del mismo pero como siempre solo sintió un sordo dolor, cerro los ojos y apretó los puños con fuerza, avivo el paso y trato de concentrarse en otra cosa, en los ruidos que le llegaban del bosque, un pájaro nocturno, unos arbustos estremeciéndose por el viento, siguió vagando concentrado en el sonido del viento, en su ir y venir, en los sonidos que provocaba a su alrededor, en las sensaciones que provocaba al contactar con su piel. Rebusco en su chaqueta para sacar un cigarrillo, lo prendió ocultando la llama en sus manos..mantuvo la llama encendida, disfrutando del contraste entre su calor y el frió que lo rodeaba. Apago el mechero e inhalo la primera calada, noto el aire llenar sus pulmones y volvió a concentrar su atención en su corazón, esta vez le llego un lejano susurro, hiriente y constante. Dio otra calada al cigarro y volvió a echar a andar, contemplo las formas que dibujaba el humo en la noche, los diferentes tonos de la llama al chupar el cigarro. Un rato después percibió  la silueta de su cabaña y relajo el paso, una vez mas trato de sentir su corazón latir, al fin lo encontró, un leve sonido, dibujo una mueca que trato de ser sonrisa mientras abría la puerta, se quito las pesadas botas y se tumbo vestido en la cama, observo un instante el techo, al fin podría dormir habia callado el rumor pero no lo había vencido  . lo despertaría como cada mañana desde....  ya no podía acordarse ... ya no quería acordarse...  pero no todos los deseos se cumplen y eso el lo sabia mejor que nadie.