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El silencio de los que aullan.

Se revolvió en la cama y miro el móvil por enésima vez aquella noche, lanzo un suspiro y retiro las sabanas, el frió erizo su piel mientras se incorporaba y comenzaba a vestirse, se puso unos vaqueros, una camiseta, sudadera y las zapatillas. Camino hasta el baño, donde se contemplo en el espejo, los ojos cansados inyectados en sangre junto con las oscuras ojeras daban fe de una nueva noche pasada en vela. Abrió el grifo, dejo correr el agua helada sobre sus manos durante un rato mientras volvía a mirarse en el cristal, por fin se sonrió y se lavo la cara con el agua. Recogió su chaqueta del sofá donde la había abandonado la tarde anterior, se hizo con las llaves del coche y con el tabaco, antes de salir lanzo una mirada a los periquitos que poseía, dormían juntos el uno pegado el otro, con la cabeza escondida bajo las alas, los envidio.

Se subió al coche,metió las llaves en el arranque, se froto las manos para calentárselas, luego encendió un cigarro y abrió un poco la ventanilla del coche para dejar salir el humo, por ultimo arranco. Condujo por las calles de la ciudad en dirección a la salida de la autopista, apenas vio a nadie, una mujer solitaria, bien vestida caminaba aprisa, un coche de policía cuyos ocupantes lo miraron fijamente, un tipo borracho cruzo delante de su coche mientras hablaba consigo mismo. Por la zona del parque vio mas movimiento, prostitutas, clientes e incluso algunos grupos de universitarios sin miedo al frió. Recordó sus tiempos de universidad, seguramente el habría estado allí.

Se incorporo a la autopista y gano velocidad, cerro la ventanilla y busco en la radio algo que escuchar, fue cambiando de una a otra emisora tras escuchar cada canción o cada locutor un instante. música clásica, música alternativa, jazz, rock, una voz femenina que te animaba a que le contases tus penas, deportes.., se detuvo en una emisora donde sonaba una canción que no logro identificar donde una mujer de voz triste le confesaba al micrófono sus pecados. La autopista estaba desierta y no tardo en llegar a la salida que buscaba, redujo y la tomo. 

Salio a una carretera en peor estado, que enlazaba varios de los pequeños pueblos que rodeaban la ciudad, sus manos tamborilearon sobre el volante cuando la voz de la mujer dejo paso a "Clocks" de Coldplay, subió ligeramente el volumen y canto mentalmente la canción, mientras los recorría aquella carretera. Paso al lado de varias casas de campo, imponentes rodeadas de arboles, las luces de un prostíbulo lo cegaron durante un momento, varios coches permanecían aparcados en la entrada. Un par mas de canciones llenaron el silencio de la noche antes de que llegase a su desvio, redujo y tomo un camino de tierra, en la señal que marcaba aquel , un buho vigilaba impasible la oscuridad con sus enormes ojos amarillos.

Detuvo el coche unos cientos de metros mas adelante y bajo del mismo, se subió la capucha de la chaqueta para protegerse del intenso frió que hacia en aquella zona rural. Miro hacia arriba y observo la pequeña elevación coronada por un grupo de arboles, saco el mechero para prender un nuevo cigarro y comenzó a ascender por una pequeña senda, la hierba y los arbustos, húmedos, dejaron trazas oscuras de agua en los bajos de sus pantalones mientras caminaba.

Camino despacio hasta llegar arriba, exhalo por ultima vez el humo del cigarro y lo piso tras lanzarlo al suelo. Dirigió sus pasos hasta el la zona de aquel cerro que se cortaba en una especie de acantilado sin mar, allí la vegetecion dejaba paso a la piedra, camino hasta el borde. Se sentó sobre la dura y fría piedra, dejando sus piernas colgar en el vació, se giro a la derecha para mirarla, ella lo miro a el sin decir nada, ambos alzaron la vista hacia la luna.

Oyeron unos pasos acercarse, pero no se giraron, alguien se detuvo tras ellos, permaneció de pie, aullando silencioso al astro envuelto entre nubes.




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Retrato Vacio ( Historias Entrelazadas)

Se miro en el espejo mientras se lustraba los zapatos, sonrió al ver su figura en el espejo. Se había puesto al traje de los domingos aunque fuese martes, el traje le sentaba como un guante y no le hacia parecer el humilde trabajador que era. Se meso el espeso cabello negro y cogió un pañuelo de la comoda que coloco con cuidado en el bolsillo de su chaqueta, se calo la gorra y se miro por ultima vez en el espejo, quería estar perfecto para ella.


Salio de la casa y bajo al patio de luces donde Domingo, compañero de trabajo y de casa cortejaba a dos vecinas, dos guapas hermanas que trabajaban en un taller de costura, se despidió de el guiñandole un ojo y enfilo la calle. Camino con paso apresurado, tenia que detenerse antes en casa del retratista, hacia un par de semanas que había ido junto a Victoria a hacerse aquel retrato, estaba deseando verlo. Por el camino tuvo una idea, se desvió hacia una zona de casas con jardines, allí se detuvo contemplando los magníficos rosales que poblaban una de estas casas. Miro a su alrededor y espero a que pasasen un par de hombres, saco su navaja y corto una de las rosas. Podía haberla comprado pero no le sobraba el dinero. 

Por fin llego a casa del retratista, este lo hizo pasar, observo detenidamente el dibujo, aquel pintor era realmente bueno, Victoria estaba preciosa con aquella enorme sonrisa, aquel pelo castaño con cuyos bucles ella jugueteaba mientras pensaba, el vestido amarillo brillaba con la luz del sol, ambos tenían los brazos entrelazados, de fondo el artista había pintado unos enormes arboles. Paso el dedo por el marco del retrato y asintió satisfecho. Pago al artista y le pidió que envolviera su obra, una vez envuelto  y anudado, prendió la rosa del nudo. Se despidió  y volvió a la calle, oyó las campanas de la iglesia y supo que llegaba tarde, aun tenia que recorrer varias manzanas hasta llegar a los parques donde tenia que encontrarse con Victoria. Sin dudarlo echo a correr atrayendo las miradas de los viandantes, estuvo a punto de chocar con una pareja de casados, el marido lo insulto pero el corrió hasta entrar en el parque, allí se detuvo tratando de tomar aliento y camino hasta el banco donde ella siempre esperaba.

Allí estaba ella, estaban ellas seria mejor decir, a Victoria le acompañaba su carabina, una mujer mayor de buen carácter que quería a Victoria sobre todas las cosas. Eugenia así se llamaba lo miro y le hizo un gesto reprobador, el agacho la cabeza reconociendo su error al llegar tarde. Luego se centro en Victoria,  tan guapa vestida de azul, le dio la mano y le ofreció el brazo que ella agarro para pasear juntos, Eugenia se quedo sentada dándoles algo de intimidad. Ella se sonrojo al ver la rosa y abrió el papel que envolvía el retrato con rapidez, sonrió al verlo y le dio un tímido beso, volvió a sonrojarse cuando el dijo que el artista había sabido reflejar su belleza. 

Caminaron durante una hora entre los arboles, pararon a observar las patos del estanque, se contaron historias, ella cotilleos de la alta sociedad, el historias de la fabrica y sus obreros, se besaron varias veces. Pasa la hora volvieron al punto de salida, Eugenia los esperaba mientras bordaba, al verlos llegar les mostró una sonrisa y miro el reloj, ellos se abrazaron para despedirse. El se quedo mirando un rato el camino por donde desaparecieron, luego dio media vuelta y camino hasta su casa. 

Dos días mas tarde, tras una dura jornada de trabajo en la fabrica, decidió ir a la tasca ya que no aquel día no  podría ver a Victoria, alterno con otros compañeros de la metalúrgica y con los demás habituales del bar, tomo unas cuantas cervezas entre risas y variopintas historias. Cerca de las diez de la noche, salio de allí algo mareado a causa del alcohol, había refrescado aquella noche, así que se abrocho la chaqueta e inicio el camino a casa. 

A mitad de camino se encontró con tres hombres, uno de ellos era bajito y fue el que hablo todo el rato, los otros dos se limitaron a pegarle siguiendo las directrices del bajito. El primer golpe ni siquiera lo vio venir y lo dejo atontado, apenas pudo defenderse, los puñetazos y patadas llegaban sin interrupción, el cayó al suelo donde los dos tipos grandes lo sujetaron, el bajito con voz chillona le advirtió.

- Si vuelves a ver a la hija del jefe, te matamos- dicho esto le sacudió un par de veces.

Lo dejaron tirado sobre los adoquines seminconsciente, cuando logro reunir fuerzas camino tambaleante a su casa. Lo encontraron aquella mañana tirado en el patio comunal, lleno de heridas, con la ropa desgajada. Las dos hermanas vecinas, se turnaron para cuidarlo. Paso una semana en cama, el doctor que lo visito le dijo que tenia varias costillas rotas y suerte de seguir vivo, cuando le preguntaron que le había pasado el mintió y dijo que le habían intentado robar. Durante aquella semana, pensó en Victoria, sonó con ella, con volver a verla y tocarla, oírla y besarla. El dolor de su corazón era mucho mayor al dolor que le producían las heridas.

Al décimo días tras el asalto, llamaron a la casa, Eugenia, la anciana que había sido institutriz de Victoria, se encontraba en el umbral de la puerta, lo saludo con un beso y le entrego un papel, se sentó mientras el leía aquel papel

         Siento mucho lo que te ha pasado, mi padre me ha jurado que si nos volvemos a ver te matara, 
sabes que es capaz de eso y mucho mas. Me tiene encerrada y solo puedo ver a Eugenia, te echo
de menos, sabes que te he querido mas que a nadie en el mundo. Lo mejor sera 
otro y vivamos cada uno nuestras vidas. Hasta siempre
  
                                         Victoria


El dolor y la rabia afloraron tras leer aquel trozo de papel, tiro al suelo todo lo que encontró, golpeo las paredes, tras unos minutos así cayó entre las rodillas de Eugenia pregutandole ¿Porque se rinde?, ella meso su pelo y espero a que se tranquilizase. Cuando se fue lo abrazo con fuerza y le deseo suerte antes de irse saco el lienzo del retrato que se hicieron. El se sentó en el sillón tratando de contener las lágrimas,mientras miraba el dibujo, oyó un ruido de papel al crujir cuando se levanto para recoger todo lo que había tirado. Paso la mano por el borde del sillón y saco un papel, lo leyó en silencio. 

Saco una maleta del armario y metió una muda de ropa y sus pocos objetos de valor, salio de su casa sin hacer ruido, no quería despedirse de nadie. Fue a la tasca, dejo la maleta en la entrada y entro, no saludo, poso sus ojos presos de una ira ardiente en Domingo, lo cogió de la pechera y lo saco a la calle, allí lo golpeo mientras le preguntaba insistentemente ¿Porque, porque te chivaste? , ¿Que ganabas?, las respuestas solo le hicieron enfurecerse mas, deudas, juego, dinero, lo golpeo una y otra vez hasta destrozarse los nudillos. Por fin unos parroquianos del bar lograron separarlos, lanzo una ultima mirada de desprecio a Domingo.

Recogió su maleta y echo a andar, sin destino, sin mirar atrás.




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El joven pastor. ( Historias Entrelazadas)

Samuel se levanto antes de que el sol se dejase ver entre los cerros que se levantaban alrededor del pueblo, se desperezo estirando los brazos. Permaneció un rato sentado en la cama mirándose los dedos de los pies, tras bostezar por tercera vez decidió ponerse en marcha, si se quedaba mas tiempo sentado la tentación de volver a dormirse seria demasiado fuerte. Dormía poco ultimamente tenia que reconocerlo, aunque no le importaba, cortejar a aquella muchacha era mucho mas divertido e interesante que dormir. Vertió agua en la palangana de la jarra que subía cada noche, se lavo la cara afanándose en despejarse quitarse las legañas. Bajo por las escaleras tratando de no hacer ruido, no quería despertar a su hermana pequeña a la que aun le restaban un par de horas de sueño. Oyó ruidos en la cocina, entro en ella y saludo a sus padres, su madre le sonrió mientras dejaba en la mesa un taza de café caliente y un par de rebanadas de pan con miel, su padre sin embargo se limito a mirarlo hoscamente. Llevaba así desde que había decidido dejar el trabajo en la serrería, aquel no era un mal trabajo, pero su padre era encargado de su sección y el prefería tener algo mas de libertad, cuando su abuelo materno enfermo decidió hacerse cargo del rebaño de ovejas que este había cuidado desde que tenia uso de razón, "Hace poco y no es que tengas mucho" habría dicho su abuela la cual se burlaba de todo y de todos.

Samuel aspiro el aroma a café y tomo la primera de las rebanadas, saboreo el primer bocado, deleitándose con la espesa   y dulce miel en su boca, su  padre comía también mientras que su madre se sentó en la mesa tan solo con una taza de café, seguía siendo la mujer mas guapa del pueblo y no porque fuese su madre,lo era, además las frecuentes broncas de su celoso padre con algunos hombres del pueblo que se dirigían a su mujer en un tono que el juzgaba inadecuado podrían servir de medidor. Pensó en la madre de su amigo Julian, por ella nunca se peleaba nadie, es mas probablemente el padre de Julian estaría encantado de que se la llevasen. Aquel pensamiento lo hizo sonreír, su madre lo miro inquisitiba, el se sonrojo y le quito hierro al asunto un gesto, su madre puso los ojos en blanco, el volvió a sonreír.

Comió y bebió el resto del desayuno, beso a sus padres y se despidió de ellos, antes de salir recogió el zurrón que contenía agua y el almuerzo. Salio a la calle con los primeros tímidos rayos de luz, el perro del vecino le ladro como cada mañana y el gallo que tenían comenzo a cantar. Se quedo parado un momento sopesando porque aquel chucho lo ladraba siempre, no encontró ninguna respuesta satisfactoria. Echo a andar hacia las afueras del pueblo, allí su abuelo guardaba el rebaño en un gran cercado, miro detenidamente a los animales, todos parecían estar bien. En cuanto lo vieron acercarse, sus cuatro perros se acercaron agitando el rabo, entro en el corral, puso agua para los perros y saco de su zurrón algunos huesos que había logrado sustraer de la cena de la noche anterior, los repartió como buenamente pudo, aunque como siempre, Negro, un inmenso mastín del mismo color que su nombre se las apaño para comer mas que los demás. Por fin abrió la puerta del cercado y azuzo a las ovejas para que saliesen, le esperaba un largo día de pastoreo con la única compañía de aquellos animales.

Hacia el medio día, paro para comer, de momento el día había transcurrido sin novedad, se había cruzado con un par de comerciantes, uno de ellos le advirtió sobre cierto par de sujetos que habían atracado a otro comerciante el día anterior, al oír esto Samuel  levando el garrote que llevaba. Saco pan y queso para comer y llevaba agua para beber, prefería no tomar vino, lo atontaba bastante, su padre siempre se metía con el por aquello. Comió despacio observando a sus perros hacer su trabajo, Negro no tenia mucho que hacer, su sola presencia le bastaba a las ovejas para encontrar un camino mas adecuado, por otro lado Pelao se desgañitaba ladrando, cuando lograba incorporar las ovejas al grupo, movía la cola feliz y miraba a su dueño. Los dos mas jóvenes se andaban peleando a saber porque, lo hacían constantemente a no ser que negro anduviese cerca, en aquel momento Cerveza mordisqueaba el lomo de Licor, su abuelo era bastante especial para ponerle nombres a sus animales, su caballo se llamaba Aguardiente, y a todas sus ovejas las llamaba Florinda, al menos a su padre le había puesto un nombre normal.

Termino el ultimo trozo de pan y bebió un largo trago de agua, se recosto bajo la encina donde había parado a comer, mas tarde supuso que se habría dormido, el caso es que no vio a los dos tipos venir. Cuando abrió los ojos tenia el cañón de una escopeta ante sus ojos, trato de alcanzar el garrote pero solo logro recibir una patada en las costillas, lanzo un gemido de dolor y miro a los dos tipos, uno era calvo  y apenas tenia dientes el otro llevaba un sombrero demasiado nuevo, no hacia juego con la mugrienta ropa que ambos llevaban, llevaba barba de una semana y un poblado bigote, además llevaba la escopeta, tenia unos ojos fieros, Samuel  trago saliva. El segundo tipo le dijo que le diese todo lo que llevaba, el primero lo apremio con una nueva patada en las costillas. Samuel le indico que no tenia nada de valor, el hombre calvo cogió el zurrón y luego se agacho para registrarlo, encontró el colgante que su madre le había regalado y se lo arranco, aquello le hizo hervir la sangre, querría aplastar las cabezas de aquellos dos malditos seres.

El desdentado se incorporo y le hizo un gesto al del bigote, este se giro, Negro corría hacia ellos, no ladraba, no gruñía, pero sus ojos estaban fijos en aquellos dos hombres, Samuel aprovecho el despiste y se movió rápidamente para alcanzar su garrote, todo sucedió rápidamente, un disparo, el gemido lastimero de un perro,
el sonido de un hueso al romperse, otro disparo y luego oscuridad.

Samuel no supo hasta volver a su casa donde había estado ni cuanto tiempo había estado dormido, ausente entre los escalofríos de la fiebre. Si podía recordar haber sentido unas manos tocando su hombro, dañado por el disparo recibido.

Cuando abrió los ojos por primera vez desde lo ocurrido, sus ojos tardaron en acostumbrarse a la penumbra,   puedo ver a un anciano sentado, cuando le hablo este solo le hizo un gesto indicándole que se volviese a dormir. Durante los días que paso allí, aquel hombre le llevo comida, le cuido la herida, pero nunca le dirigió la palabra. El ultimo día Samuel se sintió con fuerzas para levantarse, se sintió mareado al dar los primeros pasos pero resultaba reconfortante volver a estar de pie, camino por aquella estancia, en una mesa, vio algunos objetos, una navaja, una taza de metal y un retrato, cogió esto ultimo y lo miro, en el mismo pudo ver una pareja, un joven moreno y fuerte y una guapa muchacha, con una gran sonrisa. Oyó unos pasos y se giro, el anciano se quedo parando mirándole.

- No toques eso, dejalo donde estaba, y marchate- le dijo el anciano fríamente, Samuel quiso responder, pero no supo que decir, el anciano lo acompaño hasta la salida de aquel extraño lugar, Samuel salio y se giro para darle las gracias, pero las palabras quedaron en su boca, el viejo había vuelvo a entrar.


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Sin Titulo Quinta y Ultima Parte

Cuarta Parte

El ascensor se detuvo en la planta once, Lasarte rezo para que no volviese a aparecer una pared ante sus ojos. Las puertas se abrieron, Lasarte lanzo un largo suspiro, al ver aparecer ante sus ojos los despachos donde había trabajado los últimos tres años, salio rápido del ascensor y enfilo el camino hacia su oficina, no parecía que en aquella planta hubiese habido jaleo. Abrió la puerta de su despacho, le indico a Cristina que pasase y cerro la puerta. Descolgó el teléfono con la esperanza de poder contactar con alguien, el aparato no le devolvió señal.

- No da tono- dijo lacónico dejando caer el auricular.
- ¿Internet?- pregunto Cristina esperanzada. Lasarte la miro y sonrió, encendió su sobremesa y tamborileo nervioso con los dedos sobre la mesa mientras esperaba a que el sistema cargase, en la pantalla apareció el mensaje de bienvenida, tremendamente absurdo en aquel contexto, y la imagen de sus vacaciones en Florencia que le servía de fondo de pantalla, observo el icono de red, tampoco había señal, aun así abrió  el navegador pero este solo le devolvió pantallas de error, frustrado golpeo el monitor con fuerza. En aquel momento las heridas recibidas y el cansancio acumulado hicieron presa en el, se llevo las manos a la cabeza, trato de aguantar las ganas de llorar.
- ¿Que hacemos? - pregunto Cristina, Lasarte la miro, la rabia afloro.
- ¡Y yo que coño se!, ¿Crees que tengo experiencia en este tipo de cosas?, ¡solo soy un jodido contable!, ¡tu haz lo que quieras joder, ya eres mayorcita!- Lasarte lamento el tono y las palabras dichas nada mas terminar de hacerlo, Cristina no le respondio y se sento en la butaca que quedaba libre mirando al vació. Pasaron los minutos y el silencio se hizo pesado, Lasarte trataba de pensar en alguna manera de salir de allí, pero no encontraba ninguna que no supusiese un riesgo, rebusco entre los cajones y encontró un par de chocolatinas, le gustaba el chocolate y solía tener reserva para los días en los que tenia que quedarse tarde a trabajar, puso uno delante de Cristina, esta le agradeció el detalle con un gesto con la cabeza. Abrieron los envoltorios y comieron en silencio.

Cristina termino de masticar y se chupo los dedos, aquel detalle saco a Lasarte de su ensimismamiento, "Esta buena", penso, lo siguiente que penso fue que podia alegrarse de pensar en aquellas cosas en aquellas circunstancias. Cristina se levanto, Lasarte la siguio con los ojos, ella miro por la ventana, luego la abrio y se asomo.

- ¡Ven!- dijo volviéndose .
- ¿Que pasa? - pregunto el levantandose y acercándose a la ventana, Cristina le cedió su sitio y el se asomo, debajo suya pudo ver una docena de coches de policía, había cientos de personas en la calle, distinguía los uniformes azules parapetados tras los coches, dos furgones mas grandes aparecieron, supuso que serian los Geos, deseo que lo fuesen. Comenzo a quitarse la camisa dispuestos a hacerles señales, Cristina sonreía.
- Estamos salv......- la frase fue interrumpida, por otra dicha en tono burlón.
-¿Donde estáis, venir con papa?- decía la voz, Lasarte reacciono rápidamente, y se agacho tras el escritorio tirando de Cristina.
- Quedate aquí- le susurro, el se acerco hacia la puerta, oyó ruido de cristales, suspuso que aquellos locos estarían rompiendo todo, saco la pistola y la miro durante unos segundos, comenzo a oír risas y pasos acercandose y aquella voz repitiendo la misma pregunta.
-¿Donde estaaaais?- el tono burlón lo enfureció, abrió la puerta con fuerza, ante el aparecieron dos tipos, eran los dos tipos que lo habían ido a buscar cuando estaba atado, el descamisado y el del cortafolios.
El segundo lo miro fijamente.
¡Aqui estas!, ven con papa- dijo, el descamisado se carcajeo y ambos comenzaron a andar hacia el. Lasarte levanto la pistola, aquellos dos tipos no parecieron impresionados y dieron otro paso, sonriendo como dos hienas.

- ¡A la mierda!- Lasarte apretó el gatillo, una, dos , tres, hasta siete veces, vio con satisfacción caer a los dos tipos, entre aullidos de dolor, al descamisado le había destrozado la cara con una de las balas, el del cortafolios seguía respirando en el suelo, con el pecho marcado por tres manchas rojas.
- Hijo de puta - acertó a decir, Lasarte se acerco a el, despacio apuntandolo con el arma, el tipo trataba de encontrar su cortafolios en el suelo palpando con las manos sin dejar de insultarlo. Lasarte apunto el arma a la cabeza del tipo, cerro los ojos y disparo, lanzo un suspiro sin abrir los ojos, cuando los abrió solo tuvo tiempo de girarse rápidamente, el segurata moreno había aparecido al final del pasillo con una pistola, Lasarte escucho los tiros, recorrió los tres o cuatro metros que había hasta su despacho a grandes zancadas y se lanzo dentro sintiendo las balas silbar a su alrededor, se aparto del hueco de la puerta.

- ¡No te muevas Cristina, no te muevas!-grito, ella no respondió pero pudo oírla sollozar, pensó en tratar de cerrar la puerta pero eso lo dejaría expuesto a las balas del moreno. Se puso de espaldas al suelo con la pistola levantada apuntando a la puerta.

- ¡ Sal cobarde!- grito el moreno desde fuera.
- ¡ Ven tu si quieres!- le respondió el gritando con voz ronca. Notaba el sabor metálico del miedo en la boca, el sudor recorriendo su cara, su cuello y la palmas de sus manos y el latir desbocado de su corazón. Una tercera voz apareció en escena.
- Ve a por el, me aburro y quiero divertirme - dijo aquella voz, era una voz femenina, la de Ana, aquella estúpida de recepción, al oírla volvió a enfurecerse.

- !Ve a por el me ha dicho puta!. grito ella.
- ¡ Calla joder, tiene una pistola!- le respondió el moreno. Lasarte sonrió para si.
- ¡Puta porque no vienes tu, te daré algo para que no te aburras!- grito Lasarte.
- ¿Vas a dejar que me insulte?, ¡Eres un mierda!- grito ella histérica.
- ¡Que te calles te he dicho joder!, ¡ o te callas o te doy una ostia!- respondió el moreno nervioso, Lasarte comenzo a gritarle puta a la chica, cada vez mas fuerte. Ana continuo reprochandole al moreno su cobardía mientras Lasarte se levantaba, se acerco a la puerta sin dejar de insultarla, el moreno grito por fin.

- ¡Que te calles joder, de una puta vez, zorra de mierda! - Lasarte dio un paso y se situó en el umbral de la puerta, el moreno golpeaba a la chica con la pistola, ella se defienda y añoraba a su agresor. Lasarte apunto y disparo hasta que el cargador quedo vacio, los vio caer juntos en un charco de sangre entremezclada, volvió a sonreír para si, "Estúpidos" .

- Ya puedes salir Cristina- dijo girando la cabeza hacia el despacho, Cristina se levanto y lo miro, echo un vistazo a los cadáveres y luego lo miro a el.
- Gracias- dijo, el no contesto, Cristina miro por la ventana.
- !Han entrado, la policía ha entrado!- grito, luego se acerco a Lasarte, este le tomo la mano y comenzaron desandar el camino hacia los ascensores, saltaron sobre los cadáveres del descamisado, el moreno y los otros, Lasarte recogió la pistola del moreno y tiro la que estaba vacia.

Se metieron en el ascensor, Cristina pulso el botón del bajo.
- Sobre lo que te dije antes.... lo siento, estaba fuera de mi- le dijo Lasarte a Cristina, esta le apretó la mano y sonrió.
- No te preocupes- respondió, observaron los números descender, once, diez, nueve.... ambos anhelaban salir de aquella pesadilla. El ascensor se detuvo al fin, cuando las puertas se abrieron, escucharon multitud de disparos, salieron con precaución sin soltarse las manos. Lasarte se asomo al vestíbulo, este era un caos de policías disparando, hombres muertos, otros corriendo y otros gritando heridos, vio a la policía que aquellos locos habían tomado prisionera horas antes, encañonaba con una pistola a dos de ellos. Los disparos amainaron, Lasarte se quito su camisa y la agito, avanzo un par de pasos para mostrarse.

¡ No disparéis! - grito con todas sus fuerzas. Algunos policías se giraron hacia el, apuntandolo con sus armas, el se agacho para dejar la suya. Se quedo mirando como dos de aquellos uniformados se acercaban a su compañera, esta les sonreía, cuando llegaron a su altura uno de ellos dijo.
- Vaya eres toda una heroína- aquel tono de voz hizo ponerse en guardia a Lasarte, quiso advertir a aquella chica, pero las palabras no salieron de su boca, el policía que había hablado disparo su escopeta contra la mujer y los dos tipos que custodiaba, a su vez aquellos policías que los apuntaban a ellos abrieron fuego.

-¡ Vámonos Cristina-grito, tiro de ella hacia el ascensor.
- ¿Que pasa?- dijo ella sin comprender. El no contesto, "también están locos, infectados o lo que coño sea que le pase a todo el mundo" pensó. Las balas silbaron a su alrededor, Lasarte pulso el piso veintiuno según entraba en el ascensor, disparo a un par de policías mientras las puertas se cerraban, pudo ver a uno contraerse y soltar su arma. Cuando las puertas se cerraron...

- Pablo- susurro Cristina, a Lasarte le resulto bonito oír su nombre en aquel momento, miro a Cristina y luego bajo la mirada hasta donde se posaba la de ella. Vio una mancha roja en su estomago y la sangre fluir por la herida, ella empezo a caer entre sus brazos.

¡ No, no, no, mierda Cristina! se lamento estrechándola contra si.

- ¿Esperabas otra cosa?  y una carcajada siniestra, una vez mas....




FIN


Gracias a todos los que habéis seguido la historia, comentando que os gustaba y que no, gracias a todos los que la leáis en un futuro. Espero que os haya gustado y que os guste.


Jinete Nocturno.

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Aviso para Lectores AKA Los que pierden su tiempo leyendome.

El ultimo relato, titulado ¿¿Quien soy??, no es mio, lo ha escrito otra persona de la que no daré detalles, el/ella/ello así lo ha pedido. Lo que yo os pido es que hagáis el esfuerzo ese que yo no suelo hacer de comentar ese relato( lo se soy lo peor).

Gracias de antebrazo.

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¿¿Quien soy??

Era una fría mañana de invierno, Juan se dirigía como siempre camino del trabajo, caminando esta vez por la Avenida la Paz, se había desviado de su ruta habitual porque tenía que recoger un paquete de su padre en la oficina de correos.

Se detuvo a contemplar una imagen a través de un un cristal, un hombre de pelo negro azabache y ojos rasgados sostenía entre las manos unas marionetas que movía de forma graciosa ante un corro de niños que emitían sonoras carcajadas, el sonrió para si ante la imagen, se encontraba delante de una guardería, salio de su ensimismamiento, recordó que llegaba tarde y apresuro el paso dirección a su puesto de trabajo.

Juan se dedicaba al sector de la publicidad para una gran

empresa multinacional, el día se desarrollo de forma agradable, ya que la semana pasada cerró una venta importante y el ambiente con los jefes era afable, pero hasta los mejores días pueden torcerse.

Salió tarde de la oficina ya que se quedo repasando unos informes, iba caminando por una calle poco recomendable cuando sin previo aviso se topo con un grupo de gente.

Había cinco hombres, su aspecto era peligroso, cabeza rapada, un polo negro de manga corta a pesar del frió con todos los botones abrochados, unos pantalones militares de camuflaje y unas botas altas de cuero con el bajo de los pantalones metidos en las botas. Neonazis de manual.

Dudo unos instantes, no podía darse la vuelta porque lo habían visto, y caminar hacia aquel grupo se le antojaba poco recomendable, al final siguió caminando.

El más alto y fuerte que parecía el líder se dirigió a

el cuando pasaba por su lado

;-Eh tu, ¿Donde crees que vas? - Juan evaluando la situación sintió miedo al principio pero su voz adquirió un deje de valor y les dijo

-Os creéis mas fascistas y mejores fascistas que nadie solo por asustar a la gente, yo soy cien veces mejor fascista que vosotros- les dijo. Juan en realidad no lo era pero gracias a sus conocimientos de historia pudo soltarles una charla sobre la extrema derecha que los dejó atónitos; El pronto lo tomo como uno de lo suyos , y lo dejo ir no sin antes decir-¡Arriba España!- Elevando el brazo derecho, haciendo el saludo fascista. Juan les devolvió aquel saludo, bien plantado con el brazo erguido.

Juan comenzó a alejarse aliviado, pensando de la que se había librado, cuando oyó un grito de dolor y se volvió, el grupo de nazis había comenzado a golpear a un chico, miro sorprendido al darse cuenta del que rostro lleno de sangre en el suelo era el de aquel chico que había visto en la guardería esta mañana el de pelo azabache y ojos rasgados, hasta ese momento no había reparado en que era sudamericano.

Una vez en casa Juan se había cambiado y se había acostado en la cama. en la oscuridad los pensamientos de lo ocurrido le asaltaban, no estaba acostumbrado a ver escenas violentas, de repente soltó una sonrisa ronca, al instante se sintió

sucio, era un cobarde por no haberlo ayudado, ni siquiera llamando al policía, y desde luego aquel chico no se lo merecía. Sentía repulsión por cada centímetro de su cuerpo.

“Igual no soy tan diferente a ellos” -pensó




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Sin Titulo Cuarta Parte






Cuando recupero la consciencia, Lasarte se sentía como si le hubiesen pasado un camión por encima, en cuanto hizo esta comparacion mental, recordó lo sucedido en el parking. Peor fue abrir los ojos, en cuanto la luz entro en ellos, sintió su cabeza explotar debido al golpe recibido, trato de llevarse las manos a la cabeza y puedo comprobar que se encontraba atado a la silla donde lo habían dejado. "Podría ser peor, al menos estoy vivo" pensó.Observo durante unos instantes el cuarto donde se encontraba, sin duda era una sala de copias, había una mesa, unas cuantas sillas, dos fotocopiadoras, cajas con folios y otras con garrafas para las fuentes de agua de la oficina. Sopeso durante unos instantes sus escasas posibilidades y de pronto recordó a Cristina, las preguntas afloraron a su mente ¿Donde estaba?, ¿Estaria viva?. Estas preguntas hicieron crecer su nerviosismo. Forcejeo con las cuerdas que lo sujetaban, solo logro clavarselas aun mas en la piel y que la herida en el hombro se hiciese de nuevo presente. Desesperado comenzo a gritar.

- ¡Cabrones, soltadme!, !Sacarme de aquí Hijos de puta!- estuvo gritando un par de minutos, recorriendo todo su repertorio de improperios. La puerta se abrió despacio y un par de desconocidos entraron en la estancia. Uno de ellos llevaba la camisa llena de sangre, en la mano portaba la hoja y el mango de un cortafolios. El otro iba directamente sin camisa, tan solo con los zapatos y los pantalones del traje, tenia una melena castaña, en el brazo tenia alguna especie de quemadura. Ambos le sonrieron burlones, y el del cortafolios le soltó una ostia.

- No chilles, algunos tenemos que trabajar- aquella frase les hizo desternillarse de risa, se reian como dos dementes repitiendo y explicando el chiste, Lasarte miraba al suelo acojonado. Tras un par de minutos, lograron controlarse.

- Vete a por el Santi, le gustara saber que este payaso  se ha despertado - dijo el descamisado. Aquel tipo se dedico a silbar una canción mientras el del cortafolios cumplía la tarea que le habian encomendado. Lasarte aguardo quieto con los ojos cerrados, tratando de hacerse a la idea de lo que estaba por venir. Oyó unos pasos, cuando abrió los ojos, lo que vio lo dejo sin aliento. Santi y su compañero de seguridad, el moreno habían entrado, Ana la de recepción iba colgada de su brazo, del brazo de santi iba Cristina. Lasarte trato de articular palabra mientras aquel grupo se reía de el, aquella risa hizo que la rabia saliese a flote.

- ¡Puta!,  me juego el cuello por ti y tu te vas con ellos, maldita zorra debí dejar que te violasen - escupió las palabras.

- Cariño, ¿vas a dejar que me hable así? - le dijo Cristina a Santi en tono meloso y haciendo pucheros.
- ¡Sueltame y veras lo que te hago, pedazo de puta! - grito el. Santi le hizo un gesto al descamisado que le dio un par de sopapos a Lasarte, este comenzo a llorar de impotencia notando como las nauseas se acumulaban.
- ¿Porque no nos lo llevamos y jugamos un rato con el, te gustaría verdad que si? - Santi se dirigio a Cristina, la agarro del culo y la beso. Esta asintió efusivamente.

- No me parece buena idea - dijo el moreno. "A mi tampoco me apetece jugar" acertó a pensar Lasarte, ese pensamiento le hizo aflorar una sonrisa.
- Venga Mario, hacemos una cosa, yo me quedo con este y tu con la madera. - le respondió Santi.

"¿Madera?" Lasarte supuso que la policía había ido al edificio, pero quedaba claro que no había logrado poner orden, es mas, los habían cogido. El moreno, Mario, ahora Lasarte sabia su nombre dudo unos instantes.

- Conforme yo me quedo con ella - dijo al fin.
- ¡Traerlo!- indico el rubio al descamisado y al loco del cortafolios, este rompió las ligaduras de Lasarte y lo levanto, salieron de aquella estancia y caminaron, por el camino Lasarte oyó risas, gritos, insultos y vio a un montón de desconocidos y otros que si conocía. Bajaron a la primera planta, allí el espectáculo se torno aterrador, vio a Perez, vestida solo con una gorra de policía, golpeaba a otra chica, Lasarte la conocía de vista, también era secretaria de uno de los de arriba. Dos policías yacían tendidos en un charco de sangre, otro mas estaba atado a una columna y cuatro tipos se afanaban en darle golpes, el cuarto, o la cuarta mejor dicho también estaba atada.

- ¡Traerme a esa, y quiero una pistola! - el moreno se dirigió al del cortafolios, este dejo a Lasarte en manos del descamisado. Lasarte siguió mirando a su alrededor, Vazquez, su desagradable jefe yacía colgado por los pies del techo, contemplo mas cadáveres, vio el del tipo al que había roto la mano con la puerta horas atrás. Y también el de su compañero Gomez. De pronto oyó un grito, el del cortafolios trataba de quitarle la pistola a otro tipo, este se negaba, desde su posición Lasarte no entendía lo que decían, pero la discusión subía de tono, el del cortafolios pareció desistir y se dio la vuelta tirando de la policía, de pronto volvió a girarse y clavo el cortafolios en el cuello del otro tipo que cayó al suelo muerto.  "Se matan unos a otros, están todos locos" - pensó Lasarte. El del cortafolios llego corriendo, sonriendo, le entrego la pistola al moreno y se limpio la sangre de su arma en la camisa. La policía, miro a Lasarte, este le devolvió la mirada y vio las marcas de golpes en su cara, tenia los ojos enrojecidos de haber llorado, el pelo moreno alborotado. Ella torció el gesto y volvió a mirar al suelo. Sonó un disparo y Lasarte oyó un grito aterrador, uno de aquellos locos había disparado a otro, a saber porque.

- Debemos coger las pistolas - le dijo el moreno al rubio. Este asintió.

Caminaron hasta la planta baja y encerraron a Lasarte en un cuarto de calderas, lo esposaron  a una cañería y se fueron. Lasarte se sentó en el suelo contemplando aquellas esposas, maldijo en silencio a Cristina y maldijo su suerte, tenia sed, pensó en comida pero el pensamiento le dio nauseas. Estuvo pensando durante un rato, se durmió con un pensamiento optimista, "lo mismo se matan todos".

No sabria decir cuanto habria dormido, cuando sintio que alguien le zarandeaba, abrio los ojos y se encontro ante sus ojos con la cara de Cristina.

¡Sueltame puta!- le dijo, Cristina le dio un golpe en la cabeza.
- Habla mas bajo imbécil- susurro,  -vengo a sacarte de aquí.- Cristina abrió las esposas con una llave y le tendió una mano. Lasarte la cogió  y se levanto.
- ¿Y el rubio?- pregunto. Cristina se echo una mano a la espalda y saco una pistola.
-¿Sabes disparar?- pregunto esta vez Cristina, el recordó los tiempos en que tiraba con relativa frecuencia con la escopeta de su abuelo, asintió, prefería tener el arma el. Ella se la paso. - Salgamos de aquí, vamos arriba.- dijo ella. Lasarte la siguió, subieron hasta el vestíbulo por las escaleras, era de noche y pudo oír a gente roncar, el cadáver de Vazquez, lanzaba siniestras sombras desde su desdichada posición. Llegaron a los ascensores, Lasarte dudo pensando en la voz siniestra, pero entro. "No puede ser peor que este atajo de locos".

- Tenemos que intentar comunicarnos con el exterior- dijo Lasarte, ella lo miro y afirmo. Lasarte pulso el botón de su planta, el ascensor se cerro y comenzo a ascender.

- ¿Otra vez tu?, ¿como te va?- aquella voz metálica volvió a surgir de la nada, Cristina se apretó a el.
-¿Que coño es eso? - pregunto asustada.
- No tengo ni idea- respondió el, poco tranquilizador.

Una vez mas sonó la risa.


Sin titulo Quinta parte ( Aun no esta)

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Sin Titulo Tercera Parte




- Voy a intentar sacarte de aquí- 

Cristina miro a su rescatador durante un instante y se puso de pie, Lasarte le señalo la puerta principal, cristina le hizo un gesto negativo. Lasarte sopeso sus opciones, la puerta principal descartada, el ascensor también por supuesto, le quedaban las escaleras y la cafetería, opto por las escaleras, probaría a salir por el parking del edificio. Echo un vistazo a la multitud, podía ver la cabeza del rubio, todos miraban la pelea, cogió a Cristina por el brazo y se puso a andar hacia las escaleras con paso rápido. Cristina tropezaba con su único zapato, así que se agacho para quitárselo, habían recorrido la mitad del recorrido hacia las escaleras, cuando la multitud profirió un sonoro "ohhhh" seguida de una algarabía de gritos, risas y aplausos. Lasarte acelero aun mas el paso, cuando enfilaba las escaleras oyó  un grito a su espalda.

- ¡Eh tu donde crees que vas! - el segurata moreno, los había visto, su grito había echo girarse a toda la multitud.
- Sera mejor que volváis aquí, mi amigo Santi no se pondrá muy contento si ve que te llevas a su amor. ¿Verdad que no Santi? - el grupo dejo paso al segurata Rubio, Lasarte supuso que seria Santi, este avanzo llevando a Maestre sujeto por la cabeza, esta estaba en un postura rara, seguramente le había partido el cuello. Soltó el cadáver de Maestre, y les señalo, luego se giro y grito.

¡Traédmelos!- 

Lasarte, no espero mas y se lanzo escaleras abajo tirando de Cristina, llegaron a la puerta que daba acceso al piso donde se encontraban el almacén de la limpieza, las calderas y algunos depósitos de material, empujo la puerta, detrás suya, decenas de pisadas se mezclaban con gritos casi inhumanos. "Que cojones les pasa"- pensó.

¡Que cojones les pasa!- grito
No lo se, vamonos- grito Cristina, cruzaron la puerta, se encaminaron por un pasillo bastante oscuro, giraron a la derecha y se encontraron otra puerta con el cartelito de parking. En ese momento oyó un grito detrás suya, uno de los tipos había reducido la distancia rápidamente, estaba como a diez metros, otros no estarían mucho mas lejos. Abrió la puerta, y empujo a Cristina al parking, cuando fue a cruzar el tipo que lo perseguía se lanzo a por el, cayo pesadamente al suelo pero logro sujetarle por una pierna, Lasarte tiro con fuerza cerrando la puerta tras de si, se oyeron crujir los huesos de la mano del tipo que lanzo un alarido de dolor, retirándola. Lasarte cerro con fuerza, la puerta, vio una barra de metal en el suelo y su mente se ilumino.

- ¡Dame esa barra , vamos!- le grito a Cristina, Cristina se dio la prisa que pudo con sus pies descalzos, Lasarte paso la barra por el mango de la puerta, y la atranco.

- ¡Espero que esto los detenga un rato! , ¡Vamos!- volvió a agarrar a Cristina de la mano. -¡Espera, ponte esto!- Lasarte se quito la chaqueta y se la paso a Cristina que se la puso sin decir nada. Caminaron hacia la salida del garaje entre las decenas de coches, escuchando los golpes que sus perseguidores daban en la puerta.  Tardaron un par de minutos en llegar, Lasarte rezaba cuando asió el tirador de la puerta para abrir.

- ¡Mierda, joder mierda, esta cerrada! - Lasarte se echo las manos a la cabeza. - ¡Como cojones vamos a salir de aquí!  - maldijo.
- ¿Porque no miramos en la garita del guardia?- pregunto Cristina, Lasarte la miro , le habría dado un beso, allí debería haber llaves de la puerta.
¡Buena idea, vamos a ver!- nadaron unos metros hasta la garita del guardia, la puerta estaba abierta y sonaba un grupo actual en un pequeño transistor, había una tele, las cámaras de seguridad y algunas otras cosas. Lasarte miro en las paredes haber si encontraba las llaves colgadas en alguna de ellas, no las vio y rebusco en los cajones, vio revistas de coches y revistas porno, boletos de loterías, registros de entradas y salidas, pero ni rastro de las llaves.
¿Perdonen que quieren?- la voz sobresalto a Lasarte, que dio un respingo, su corazón parecía buscar alguna forma de salir por su boca, sus ojos buscaron con miedo la procedencia de la voz. A través de os cristales vio a Diaz, el guardia del garaje, un tipo delgado, con el pelo ralo  y un bigote un tanto absurdo, caminaba hacia ellos, lo miro a los ojos, observo su cara y no vio nada normal. Noto como Cristina se pegaba a el con miedo, fue una sensación nada desagradable. Diaz se paro ante la puerta.

¿Que hacen?- pregunto.
- ¡Necesitamos salir de aquí, tiene que abrirnos la puerta del garaje!- Diaz entro en la estancia, pareció sonrojarse ante la simultanea presencia de sus revistar porno y Cristina.
-¡Joder me lo han revuelto todo!- espeto.
- ¡Habanos y podrá poner todo en su sitio otra vez!- le contesto Lasarte. El guardia echo un vistazo a sus cosas, y asintió, les hizo un gesto para que pasasen y salio detrás de ellos. Caminaron un par de pasos.
-¡Hijo de puta!- la voz de Diaz sonaba mas ronca, de su bolsillo había extraído una pequeña navaja, que había clavado en el hombro de Lasarte, este grito dolorido, se giro rápidamente, y golpeo con fuerza a Diaz, le dio tiempo a observar sus ojos, esta vez aparecían inyectados en sangre, su mira era la mirada de un perro rabioso. Diaz cayo al suelo y se dio un golpe en la cabeza, Lasarte se llevo la mano al hombro, noto la sangre caliente, Cristina permanecía quieta. Lasarte una vez mas tiro de ella.

¡Vamos a por mi coche!- corrieron hacia el coche de Lasarte, el A4 se hallaba a unos cien metros, oyeron al guardia maldecir, cuando se giro observo que se ponía trabajosamente de pie y se llevaba una mano a la cabeza. Cuando llegaron al coche volvió a mirar a su perseguidor, estaba a unos 40 metros, abrió el coche.

- !Monta!- le grito a Cristina, el también subió, metió las llaves en el arranque y lo puso en marcha, metió la marcha atrás para sacar el coche de su aparcamiento, enfilo a Diaz que estaba a unos viente metros, metió primera y acelero, las ruedas del coche patinaron y el auto se lanzo hacia delante, Diaz, trato de esquivarlo, pero el coche lo lanzo hacia arriba, Lasarte frenó, y observo por el retrovisor.

-¡Sera hijoputa! - el guardia se levantaba, Lasarte volvió a poner la marcha atrás y a acelerar, esta vez el coche paso por encima del guardia, Lasarte volvió a frenar,observo el cuerpo inerte del guardia durante unos segundos.
-
Espera aquí, voy a ver si tiene las llaves encima- le dijo a Cristina. Bajo del coche y se aproximo al inerte Diaz, pudo ver las marcas de neumáticos en la ropa del mismo, se agacho y rebusco en los bolsillos, se levanto y alzo sonriente un manojo de llaves¡ 

-Cuidado!- el grito de Cristina le llego demasiado tarde, cuando se giro solo pudo ver algo negro avanzar hacia su rostro, sintió un crujido en la cabeza y luego la oscuridad se adueño de el-


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El señor de las arañas. (Historias Entrelazadas)

En un barrizal pisoteado, entre la niebla, encontró su refugio, un lugar tranquilo donde no dejar estela. Un Páramo apartado del mundo, con las arañas como silenciosas compañeras . Extraña compañía para un hombre extraño,  aunque el se sentía cómodo entre ellas, pasaba las tardes mirándolas trabajar, observaba como cazaban, como se movían, incluso como se peleaban al chocar dos de ellas que habían entrelazado sus mantos.

Como digo, allí entre la niebla, que subía del pantano, podéis encontrar a este hombre,anciano ya, aunque seguramente no os haga caso, y trate de alejaros de alli. Nunca nadie le ha oido hablar, ni nadie sabe porque esta alli, nadie sabe que come, ni siquiera estan seguros de que coma algo. Las historias mas disparatadas se cuentan sobre el y algunas madres asustan a sus hijos amedrentandolos con la amenaza de la aparicion de su persona. Habria aparecido, con su viejo sombrero, su larga barba blanca, su pipa apagada, aquellas ropas grises cubiertas de mugre, habria mirado al niño fijamente con aquellos ojos negros brillantes situados bajo aquellas dos pobladas cejas y no habria dicho nada, aquella mirada solia alejar a la gente de el, si funcionaba con los mayores, lo haria con los pequeños.

Todo lo que se sabe de el lo conto un joven del pueblo que paso dos dias con el, el anciano lo encontro tirado despues de que se hubiese caido cuando trataba de robar unas manzanas, lo curo y lo dejo descansar alli, en la mañana del tercer dia, lo miro y con un ademan lo invito a irse de alli.

Lo que yo llamo alli es en realidad una cueva, una vieja entrada a una mina, un lugar oscuro y humedo que el anciano ha ido acondionando a lo largo de los años con muebles que hace el mismo, su cama, la mesa, la silla , cuatro estantes desperdigados, fue todo lo que aquel joven pudo ver, en realidad el joven solo vio eso y al anciano observar las arañas. Desde aquel dia ademas de "El solitario", "El loco", "El minero" tambien se le llama "El señor de las arañas", lo cual no es que precisamente le haga un favor a su leyenda.

Poco mas puedo contaros sobre el, nada mas se sabe, se duda incluso de cuando llego exactamente, las ancianas del pueblo gustan de contar que el ya estaba en esa mina antes de que se pusiese la primera piedra de la primera casa del pueblo, todo el mundo sabe que exageran, pero es seguro que aquellos que hoy las llamamos exageradas, contaremos de igual modo la historia.

Igual que hoy yo, os he contado lo que se de el.

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Sin Titulo Segunda Parte

Sin Titulo Primera Parte

Al oír la voz retrocedió y choco contra la parte trasera del ascensor, trago saliva, sintió el sudor en la palma de sus manos, soltó el maletín y se abalanzo hacia los botones, pulso freneticamente el botón de alarma.

- ¡Vamos, vamos, vamos joder, vamos!

La siniestra risa volvió a sonar, cada vez que pulsaba el botón de alarma.

- ¡Hijos de puta, esto no tiene gracia, sacarme de aquí, os voy a matar! - grito.
- ¿A quien le hablas?, nadie te oye, vamos a pasear - la voz volvió a sonar, el ascensor ascendió de repente a gran velocidad, se tambaleo y termino cayendo sobre el suelo del ascensor.

- ¡Paralo, paralo joder! - grito desesperadamente.

El ascensor paro casi en seco y se golpe la cabeza contra la pared, se llevo la mano al sitio golpeado mascullando una imprecación.

- Acensor, detenido, ¿Ahora que? - resonó la voz.

- Abre hijo de puta, sacame de aquí- respondió el, levantandose.

Las puertas se abrieron, como sus ojos de par en par.

- ¿Esperabas otra cosa? - repitió le mecánica voz.

Apareció en la recepción, en ella sus compañeros jaleaban a Perez que sujetaba un hacha de esas de romper en caso de incendio entre las manos, a sus pies Vazquez, atado, trataba de alejarse de ella. Uno de sus compañeros subió y pateo a Vazquez recibiendo los aplausos de sus compañeros, se giro y levanto un vaso hacia la multitud, un gesto triunfante, portaba un cigarro en la boca, observo que todos estaban mas o menos borrachos, y la mayoría fumaba. De pronto la atención de la gente se concentro en otro lugar que el no podía mirar.

-¿Pero que coño es esto?- pregunto en voz alta.

- A mi que me cuentas, solo soy la voz del ascensor - le respondió el techo.

Sin saber porque salio del ascensor y se encamino hacia el gentío,algunos le miraron pero pronto dejaron de prestarle atención, pugnaban por un lugar para ver el nuevo espectáculo,  encontró a Gomez y a Maestre compañeros de finanzas entre la gente.

- ¿Que coño pasa aquí?- pregunto

Gomez le dirigió una mirada de arriba abajo con sus ojos bovinos, le lanzo algo parecido a una sonrisa y volvió a dedicarse a empujar al que tenia delante, este se giro y le lanzo un puñetazo, Gomez cayó en el suelo inconsciente. Maestre pareció tardar en reconocerlo cuando lo hizo le paso una mano por el cuello, y le comenzo a gritar.

- ¡Lasarte, que cara mas larga cojones, estas amargado, vamos echa un trago! - le acerco una botella de whisky que había sacado de quien sabe donde- ¡¿No quieres?, joder Lasarte eres un jodido aburrido, vamos a mirar que pasa.!

Sin esperar su respuesta, fue hacia delante, levanto la botella para echar un trago y la bajo al instante.

- Mierda, se ha terminado, bueno al menos nos hará un servicio- dicho esto golpeo con la botella a un tío bastante grande que se interponía en su camino, el tío se aparto acobardado mientras Maestre se reía como un demente y lo amenazaba con la botella rota. Una vez eliminado el obstáculo visual que presentaba la espalda de aquel tipo lograron ver que estaba pasando.

Un par de tipos, uno de seguridad, rubio, alto y con unos brazos de tamaño considerable,seguramente uno de los de seguridad,sujetaba a Cristina  la de recepción mientras otro tipo , un tío con el pelo rapado, trataba de sujetarle las piernas, le habían arrancado la camisa, y se podía ver un sujetador negro entre los jirones, se debatía furiosamente, mientras el rapado destrozaba su ropa en sus intentos por sujetarla. Cuando se canso de no conseguirlo le soltó las manos de repente y le lanzo un bofeton que giro completamente la cara de Cristina, el rubio lanzo una carcajada, la muchedumbre se entusiasmo, especialmente la otra recepcionista Ana que abrazada a otro de los de seguridad, reía a carcajadas, su compañero parecía mas concentrado en sobarle el trasero.

-Joder, ¿que coño hacen?- se pregunto, sabia perfectamente que hacían pero no pudo evitarlo.
- ¿Que que hacen?, pasarlo bien, a ella le gusta, ¿Es que no lo ves?- repuso Maestre, Lasarte observo sus ojos enrojecidos, las gotas de sudor que perlaban su cara, y esa sonrisa macabra y estúpida que parecían tener todos menos el en aquel grupo.

"Jodido loco" pensó.

Se oyó otro bofeton, esta vez Cristina cayó al suelo el Rubio paso a sujetarle los brazos mientras el rapado levantaba su falda y se echaba sobre ella, el griterío se volvió ensordecedor. Maestre se lanzo hacia el trio, se arrodillo junto a ella y comenzo a sobar sus pechos. Lasarte miraba mientras su cabeza trataba de procesarlo todo, "Están todos locos, joder, si hago algo estos tarados me crujen" .

- ¡Eh¡ ¡Quien cojones eres, espera tu turno¡ - el rapado no parecía estar contento de la inmiscusion de Maestre- ¡Quita tus manos de ahí, ponte a la cola cabrón!- dijo mientras empujo a Maestre, este callo de culo mientras el resto le señalaba y reia, el rubio lo miraba sonriendo.

-¿Que que hago? , ¿Que que hago?- se levanto trabajosamente , mientras hablaba, el rapado se había vuelto a centrar en Cristina, no lo vio venir, Maestre le lanzo un corte al cuello con la botella rota, el rapado puso cara de no entender nada mientras la sangre brotaba de su cuerpo.

- ¡payaso!, ¡payaso!, ¡Esto hago, esto hago!, ¡payaso!- le grito en la cara al rapado que trataba de detener la sangre con sus manos, Maestre le pego una patada en la cara con la suela de los zapatos y el rapado callo de espaldas. El rubio se levanto soltado a Cristina y miro a Maestre, este adelanto la botella rota.

- ¿Tu también quieres? , ¿Otro payaso?, seguro que si, ¡Payaso!- los insultos proferidos por Maestre no parecieron gustarle al rubio, el jodido buey tenia sentimientos, pensó Lasarte, el rubio se adelanto hacia Maestre que adelanto la mano de la botella rota y le hizo un ademán amenazante, Cristina en el suelo observaba lo que pasaba, y se aparto hacia una columna donde apoyo la espalda, tenia la cara morada, sangre en los labios y la ropa destrozada, se bajo la falta y parecía buscar su otro zapato, todo eso mientras el rubio y Maestre giraban uno en torno al otro con el rapado desangrado ejerciendo de inútil arbitro y unas cien personas gritando, lanzando imprecaciones y jaleando.

El circo romano se le vino a la cabeza a Lasarte, "El puto circo romano y yo aquí, tengo que hacer algo, ahora que parecen entretenidos". Miro hacia donde se encontraba Cristina y salio de la primera fila de espectadores, camino con aire perdido por detrás de la gente y logro acercarse a la columna, se agacho y susurro al oído de Cristina.
- Voy a intentar sacarte de aquí. -


Sin Titulo Tercera Parte

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Sin Titulo Primera Parte

Entro en el edificio acristalado como cada día, vestido con un traje como cada día, con el mismo maletín de siempre, las mismas dos personas en recepción, la guapa Ana, estilizada, rubia, de uñas pintadas a juego con el carmín rojo de sus labios, enchufada seguro por algún capullo de los  de arriba. La otra como no, era la simpática Cristina, ella era la que trabajaba de verdad, la que siempre tenia una sonrisa para cada persona que entraba, siempre dispuesta a echar una mano con lo que fuese. Las saludo al pasar la tarjeta para fichar, Ana le hizo un gesto con la mano y automáticamente volvió a mirarse las uñas mientras mascaba chicle, Cristina le sonrió y le deseo un buen día en la oficina. El se encamino hacia la derecha, hacia los ascensores, echo un vistazo de pasada a la cafetería donde algunos compañeros apuraban el primero de sus cafés y comentaban el derby del sábado. Le hubiera gustado pararse pero tenia que ponerse al día con los resultados del semestre anterior, tenia que presentarlos el miércoles ante sus jefes y era consciente de su retraso.

En la puerta del ascensor se encontró, con Vazquez, aquel hijo de puta que trataba a todo ser inferior como mierda, siempre bien peinado, sin arrugas en su traje de ¿cuanto? doscientos, trescientos, quinientos euros, quien coño sabe, en ese momento le echaba la bronca a su secretaria por alguna llamada que le había pasado, el muy cabrón la sujetaba del brazo, cuando el se acerco noto como el muy cerdo retiraba la mano de ella, pero continuo hablándole en tono duro.

- Buenos días señor Vazquez, buenos días señorita Perez, - saludo decidido a interrumpir la reprimenda.
- Buenos días Lasarte, ¿que tal lleva la presentación de resultados?. - contesto el.
- Buenos días- dijo ella mientras se apartaba de su jefe con presteza.

El, comenzo a hablarle a su jefe, sobre el trabajo que estaba realizando, mientras entraban en el ascensor. Vazquez pulso el botón de arriba, vigésimo primer piso, allí donde los cuatro jefes tenían sus despachos y se encontraba la sala de reuniones, el pulso el once, departamento de finanzas. El ascensor se puso en marcha, y Vazquez volvio a pulsar el numero once.

- Permitame que subamos primero, tenemos mucho que hacer, seguro que a usted no le importa subir y luego bajar, ¿verdad, Lasarte?- pregunto el mirándole fijamente.

El se trago la bilis, siempre hacia cosas como esa para demostrar su superioridad, se la ponía dura supuso el.

- Como no señor Vazquez  - dijo . "Así te atropelle un tren", pensó.

El ascensor ascendió veloz hacia el piso veintiuno, cuando vio pasar el numero once de largo, apretó el puño de la mano libre. Trato de no pensar en ello y concentrarse en el trabajo a realizar, no pudo, en un momento oyó la voz mecánica y metálica anunciar "Piso 21, tenga un buen día". ¿Quien coño había tenido la idea de instalar esa mierda de voces en los ascensores?, al principio podían resultar simpáticas incluso graciosas, luego tan solo resultaban molestas,muy molestas, lo mejor es que cambiaban de saludo según la hora del día, también decían "Pase buena tarde".

Se despidió del señor Vazquez y la pobre secretaria deseándoles un buen día, igual que la puta voz del ascensor y pulso el botón once, pensó en lo gracioso que seria asociar la voz a la persona que entrase en el ascensor, por la huella digital o algo, así a el le saludaría con un "Buenos días, Lasarte, pase usted buen día lamiéndole  el culo a tus jefes", a los de la limpieza algo así como "Bienvenido a un nuevo día de limpiar meados ajenos, pringado" y a Vazquez pensó seguro que le adularia "A sus pies excelentísimo señor Vazquez, le encuentro muy guapa esta mañana", sonrió pensando en su propio cinismo, pensó en Kristy, compañera suya en finanzas, una mujer de treinta y pocos , guapa, inteligente y con un culo que quitaba el hipo y las ganas de trabajar , sopeso como la saludaría el ascensor a ella cuando escucho la voz. "Piso once".

La puerta se abrió, el miro sorprendido como en vez de su oficina aparecía una pared con el numero once marcado.

- Mierda- dijo en alto.

Apretó el botón del bajo, nunca le había pasado eso en aquellos modernos ascensores pero si alguna vez en uno de sus veraneos en la costa de Malaga, normalmente se solucionaba. El ascensor comenzo a moverse hacia arriba. El miro los botones y observo que no había ningún botón luciendo. "He pulsado el bajo, joder, ¿si no hay nada brillando porque se mueve esta mierda?" pensó, comenzo a ponerse nervioso, pero decidió esperar a que aquello parase, cuando paso un minuto se preocupo, no podia tardar tanto en llagar arriba, por encima del veintiuno solo había otro piso mas. Pulso el botón de Stop el ascensor paro, pulso el piso veintiuno, allí el ascensor había parado bien", el ascensor descendió durante veinte segundos "¿Veinte? , que coño le pasa a esto, no es normal".

Las puertas se abrieron  y  volvió a encontrarse una pared, esta vez con el numero 57 escrito, retrocedió un paso para mirarlo bien.

- ¡Joder, pero que puta mierda es esta!- grito golpeando el panel de mandos.

La voz metálica volvió a sonar, esta vez era una voz masculina, y la frase termino en un risa siniestra.

¿ Esperabas otra cosa? - le dijo aquella voz........


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Dos tiempos.

Observo las luces de la ciudad a través del vaho del cristal de la ventanilla del coche, la enorme claridad que desprendían cientos de miles de bombillas contrastaba con la oscuridad alrededor de aquella enorme madriguera. Noto la velocidad del coche reducirse, el conductor giro a la derecha por un camino de tierra, el coche comenzó a traquetear debido al irregular suelo, ella asió la agarradera con fuerza, el conductor la miro con una cínica sonrisa mientras apuraba su cigarro. Ella volvió a abstraerse en las sombras de su ventana.....

 La risa de su hermana le llego, ella hacia como que no la encontraba y la pequeña no podía reprimir su risa, ella sonrió a su vez y siguió con la pantomima, parándose delante de los arbustos donde su hermana permanecida escondida con las manos en la boca en un vano intento de reprimir su risa. En ese momento su padre apareció en el parque y las llamo, a ella la tomo con fuerza por el brazo, ella pregunto que pasaba, pero el no respondió, practicamente la arrastro a su casa y la llevo delante de un hombre, mientras le indicaba a su otra hija que se metiese en su habitación. Su hermana la miraba de hito en hito, sin entender que pasaba, pero sumisamente se metió en su cuarto.


El coche freno al llegar a la casa de campo, en las afueras una docena de coches permanecían aparcados, el conductor quito las llaves del coche y la animo a bajarse, ella se miro el rostro en el retrovisor y bajo. Aquel tipo dio la vuelta al coche y le paso un brazo por la cintura, caminaron hacia la entrada de la casa donde un par de armarios sin cerebro fumaban y reían, uno hizo un comentario sobre su pecho, ella no le miro, el acompañante le respondió riendo "Seguro que esta putita le gustara al jefe". Entraron y le dejaron los abrigos a un joven que parecía algo asustado, tenia cara de comadreja pero también le miro las tetas. En el salón se encontraban un grupo de hombres y sus acompañantes femeninos, putas todas, algunos eran sus chulos y esos chulos trabajaban para los tipos de mayor rango, incluido el, algunos de aquellos hombres charlaban entre ellos y bebían, las mujeres permanecían en parejas, calladas o bien picaban algo de la barra.Miro la barra.....

"Esta muy bueno" dice ella, mama sonríe, pocas veces lo hace, suele estar triste pero ella no alcanzaba aun a comprender porque, con los años fue aprendiendo aquellos porqué, cada dolor, cada frustracion. Mama come despacio pensando en quien sabe que, su hermana juguete con la comida y su madre la apremia a comer a cada rato, ella mira la tele distraida, su padre nunca comía en casa, de hecho solía faltar a menudo y era mejor así, le gustaba estar sola con su madre y su hermana.


El tipo que la ha traído para que le sirviese de diversión a aquellos hombres la llama pasado un rato, la acerca hacia un trio de hombres, en el centro un hombre moreno en la cuarentena, con el pelo sembrado de canas aquí y allá, el poso sus ojos duros y fríos en ella, torció la boca en una sonrisa y comento algo sobre el buen conocimiento de sus gustos por parte de su subordinado, aquel había perdido toda su chulería en presencia del jefe. El volvió a mirarla de arriba abajo y le hizo un gesto al gordo que permanecida a su izquierda. "Vamos niña" dijo con voz grave.

"¿Que me traes?, vaya una mujercita" once años atrás el mismo tipo, su padre permanece callado, el  la mira sonriendo, ojos duros y fríos, pelo moreno sin canas, camisa oscura, vaqueros , botas, "Ve con el", ella permanece quieta, sin entender nada, su padre repite "vamos ve con el", ella da un paso atrás, su padre la empuja, "Vamos niña", dice el moreno levantandose, la agarra del brazo y la mete en el cuarto de sus padres..


Suben por las escaleras, ella comienza a hacer su trabajo, le agarra del brazo, le susurra al oído sensual mente, el le toca el culo, se acerca a su boca, su aliento alcohólico llega a sus fosas nasales, ella finge y devuelve el beso, llegan al cuarto, sus manos se deslizan por su cuerpo, esta cachondo, ella le acaricia la entrepierna, el comienza a quitarse el cinturón....


Once años atrás, "Desnudate", titubeo, ostia, "Desnudate te he dicho", lágrimas su risa, se quita el cinturon... deja caer sus pantalones, ella ve su pene erecto, la tira sobre la cama y se pone encima, ella trata de resistirse, otra ostia y el le sujeta las manos, queda inerme en la cama de sus padres, le parece    oler a su madre allí. El entra en ella, destruyéndolo todo, piel, sonrisas,vidas....


Hoy es ella quien lo empuja sobre la cama, con los pantalones medio bajados, se quita los calzoncillos, "Chupamela", "Si cariño", ella se desliza sobre el, "Espera cogeré el condón, luego es peor parar", abre su bolso, saca una pistola, los ojos del tipo se abren sorprendidos, "¿Pero que coño haces puta, sabes quien soy?. La pistola se posa en la sien del tipo, ella lo mira un segundo. " ¿Que si se quien eres?, hace once años, me dejaste un recuerdo inolvidable", el la mira confundido, "Hijo de puta, ni siquiera te acuerdas, mi padre pago conmigo mis deudas, el pago las suyas, todas, hoy pagas tu". Aprieta la pistola contra la cabeza del tipo.


Dos años atrás, la pistola en esa cabeza, en esa calva bajo la que se encontraban esos dos ojos pequeños y mezquinos. "Me entregaste papa, igual que a madre, y que a la pequeña después", el llora, suplica, pide perdón. "Me violaron por tus putas deudas padre, porque eres un mierda que nunca supiste ser hombre", sus lloros se acrecientan. "Cerdo", la pistola suena, salpica la sangre, el hombre cae inerme, ella ya no lo mira, simplemente sale de la habitación.


"Cerdo", la pistola suena, salpica la sangre, el hombre cae inerme, ella ya no lo mira, se vuelve hacia la puerta con la pistola en las manos. "Cuantos mas mejor".








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Proceso

Noto el contacto del metal frió en la mano, jugo con la cuchilla entre los dedos, observando los destellos de luz que emitía. Continuo haciéndolo durante varios minutos, con la mente en blanco, ensimismado en aquel trozo de metal gris.

Cuando se canso, la dejo sobre la mesa y se arremango una de las mangas de la sudadera negra, observo su brazo. Vio los cientos de cortes, irregulares unos, rectos otros, cicatrizados unos, mas recientes los otros, observo como se cruzaban y el dibujo que hacían todos ellos juntos en su brazo.

Recogió la cuchilla y la acerco a su brazo, percibió el filo ansioso sobre su piel, miro al frente mientras deslizaba     el acero, segundos después lo dejo caer mientras bajaba la vista hacia la sangre caliente que comenzaba a manar, le recordaba a la lava que desciende por un volcán en erupción, cuando el rojo liquido llegó a sus dedos comenzó a caer formando gotas alrededor de sus pies, a su vez las gotas al chocar contra el suelo esparcían cientos de otras gotas mas finas, como sus hermanas pequeñas.

Una gota, dos gotas, tres gotas.........

Miro al reloj, marcaba las 17:33, se levanto y camino hacia la puerta, había quedado, cogió su abrigo del perchero, antes de salir se miro en el espejo. Se llevo la mano a la mejilla y se limpio.

Una lágrima, dos lágrimas, tres lágrimas..........

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Experimento 2.0

Herida, Corazón.

Abierta, cerrada.
Bucle, aprendizaje, estupidez, humo, cerveza.
Autodestruccion.
Dolor, rabia, llanto.
No.
Si.
Tu
Yo
Ellos.
Odio, odio, odio.
Cristales, sangre, cicatrices.
Mareo, miedo.
Perdida.
Vació.
Bloqueo.
Falso.
Seguridad.
Culpa, culpa, culpa.
Complicado.
Placer.
Sinrazón.
Atraso.
Caída.
Miedo, miedo, miedo.
Trago, calada, revisión.
Tu.
Yo.
Cremallera.
Metal.
Ácido.
Vida.
No.
Perdón.
Soledad.
Ruinas, cenizas.
Basta.
Bucle.
Siempre.
Bucle.
Siempre.
Bucle.
Siempre.
Cansancio.
Almohada.
Lágrima.
Mañana.









y observo el fondo del pozo.. y contemplo las llamas del mismo... noto su calor y se aferro a la roca.. noto como una y otra vez de deshacian entre sus dedos.... y comprendio que tenia que caer...

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El ataque de las avispas lerdas.

¿Avispas lerdas?
¿Que que me he fumado?, ¿Que Rule?
¿Que cambie de camello?
¿Que vaya forma de rellenar el blog?

¡Eh eh parad!, que puede resultar medianamente divertido y además las avispas lerdas existir existen pero son obviadas por la sociedad, es mas creo que son parias en la sociedad de los insectos voladores portadores de aguijones y otros instrumentos de defensa personal. Pero esto ultimo es solo una teoría.

Os pongo en antecedentes, mi casa suele estar llena de avispas en verano, bueno mi casa no, normalmente se quedan en el patio, esto se debe supongo a la afición de mi madre por las plantas y a que aunque hace un calor muy interesante es la casa mas fresca de la calle. De hecho recuerdo un día en el tejado armado con dos insecticidas, cayeron a cientos, me sentí como Al Pacino en el final de Scarface, bueno yo no me reía como un psicópata, pero por todo lo demás igual ( vale las avispas no tenían un humanizida , joder como sois ).

Por otro lado supongo que sabéis como va el mecanismo de vuelo de las avispas y otros insectos del gremio, sus pequeñas alas están cubiertas de venas pequeñinas, estas venas al recoger el calor hacen que se endurezcan las alas y les permiten volar. ( dejar de pensar en penes ).

Entremos en materia, la semana pasada hizo un par de días bastante buenos con temperaturas máximas de unos 20 - 22 grados ( 68 -71 y pico en la escala de Fahrenheit, por si me lee algún Estadounidense), ligera brisa y mar marejadilla con periodos de calma chicha. Bien en estos días mi calle y la puerta de mi casa se llenan de avispas lerdas. ¿Que porque son lerdas?, pues bien aunque parece que hace calor cuando están allí metidas en sus nidos/casas/panales, cuando salen la temperatura no es suficiente para que puedan volar nada mas que unos metros o hasta que se paran a la sombra y se dan cuenta de que la han cagado pero bien*.
A priori esto debería suponer una desventaja para estos insectos pero no, ese sentimiento de no poder volar los convierte en seres erráticos y agresivos. 


Caminaba yo el otro día regresando de mis clases y me encontró la calle llena de estos bichos, el caso es que vas andando y supongo que sera por los colores que te las encuentras en el suelo ante ti y las ves estirar las alas, sacar el culo para mostrar el agujón y vas tu y te paras ( o voy yo y me paro), automaticamente tu instinto de macho alpha te dice: " Te acabas de parar ante un bicho que pesa 10 millones de veces menos que tu y que esta indefenso ante el tamaño de tus poderosos pies, pedazo de cagon". Ahi cuando eres consciente de tu propio patetismo es cuando dices, vamos a pisarla que luego se reproducen y me asedian el patio, pero ya te han obligado a pararte, eso es una victoria joderr. Lo triste es si te pasa tres veces en cincuenta metros...... pero eso a mi aun no me ha pasado.


El caso es que cuando llego a mi puerta es aun mejor, en verano se meten ahí a la fresca.. pues bien por costumbre también lo hacen cuando salen con ese tiempo engañoso y claro cuando llegue a meter las llaves en la puerta, había una en el pomo, otra en la cerradura, una mas en el suelo y otra por encima. ¡HIJAS DE PUTA!, me habían tendido una emboscada en toda regla y había picado cual soldado novato. Bueno puede que exagere un poco, la cosa es que normalmente cuando pueden volar, en verano, cogen y se van pero cuando no pueden volar echarlas es cosa chunga, tienes que matarlas, con lo cual aporreas la puerta como un  cromagñon en celo y vuelves a quedar como un gilipollas, aparte de eso las otras en su intento de huida acaban cayendo en alguna parte de tu anatomía y poco después te pican. El otro día no me picaron ya que he desarrollado una habilidad magistral en el esquive de avispas lerdas pero otras veces si, de hecho me han picado mas avispas lerdas que normales, ya sea en mi casa o porque te las encuentras volando y deciden que se pararan sobre ti a tomar aire, cosa que jamas harían en circunstancias normales. La ultima vez estaba yo hablando por teléfono en la puerta cuando una llego se paro en mi mano y trate de quitarmela, el resultado fue   yo con una picadura, ella muerta y mi móvil a seis metros de distancia rebotando sobre el pavimento. 


Como ultima consideracion, ¿como deciden las avispas quien sale en esos primeros días soleados que tanto infortunio les traen? ¿Se lo echan a los chinos?, ¿empujan todas a una hasta que logran tirarla del nido, mientras se ríen malevolamente?, ¿entrenan especialistas en vuelo bajo circunstancias climáticas adversas?, ¿mandan a las viejas? ¿son kamikazes?, es un tema que me inquieta. Lo que esta claro es lo que hacen las demás, se quedan arrebujadas en sus nidos charlando de la Esteban o de la guarras que son en el nido de al lado, mientras esperan que la otra vuelva, si vuelve escuchan el informe y sino, a esperar un tiempo.... ya mandaran a otra.