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Difusas, candentes, hambrientas.

La marea baja, descubre  el barco hundido hace algún tiempo en mi playa, aparece cubierto de algas, derrotado por olas y rocas en aquella lucha desigual. No me gusta la visión de mi playa cuando baja la marea, me perturba , me inquieta, me entristece, me encierra. Procuro no bajar a la playa con la marea baja. Sin embargo cuando esta alta, me gusta que el agua cristalina que bordea la orilla bese suavemente mis pies, que el sonido del mar me arrulle, coger un puñado de fina arena y deleitarme observando como cae por mis dedos. Puedo tirarme horas mirando el movimiento de las olas romper mas allá, en las rocas, con la cadencia y el sonido de un corazón fuerte....

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Me vi envuelto en un mundo de cristales. De cristales opacos y límpidos. Los había pequeños y grandes.  Algunos estaban resquebrajados, otros sucios, unos me devolvían el reflejo de mi imagen, sin embargo otros reflejaban las mas extrañas figuras. También había un diamante, lejano, aun inalcanzable, en aquel laberinto de espejos y cristales. Sigo aquí, tengo la piel llena de cortes. Noto el sabor de los cristales en mi boca, el dolor que producen sus cortes en mi estomago, todo huele a vidrio, tengo cristales en los ojos, cristales en los nudillos, pero quiero el diamante, lo quiero...lo necesito.

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Se le había olvidado lo que nunca aprendió. Lo cual puede que resulte una contrariedad, pero eso poco importa. ¿Que le importaba? . Quizás eso si tuviese importancia.  ¿Lo descubriría el mismo? o ¿ Treparía la montaña en busca del sabio que tiene todas las respuestas? . Pobre iluso, nadie tiene todas las respuestas, agradecido debe estar el que algo puede responderse. ¿Lograría al menos situarse en aquel punto donde quería estar para buscar nuevas preguntas.? Así podría olvidar los antiguos comos o porqués y tratar de encontrar nuevas respuestas. A lo mejor esta vez tenia mas suerte. "Camina hasta la linea de salida", le dije, no debía pararse, tiene que continuar, porque quieto las respuestas a aquellas preguntas acabaran devorandole.



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Un Mundo Oscuro, Situaciones.


Anteriormente....

Camacho había dejado a Marquez en la comisaria para que terminase con el papeleo. Allí tomo su coche, un Megane Azul con seis o siete años de antigüedad. Ahora se encontraba delante de un vaso de whisky observando los hielos fundirse en el alcohol. Dio un lento trago a su copa y lanzo una mirada al lugar. Una luz tenue de color azul era la única iluminación de la sala a parte de las lamparas que colgaban sobre la barra. Opuesto a ella había un pequeño escenario donde de vez en cuando se contoneaba una chica con peor o mejor estilo. El resto estaba ocupado por algunos sofás donde clientes de todo tipo charlaban y hacían tratos con mujeres ligeras de ropa. Estaban los trajeados recién salidos de alguna reunión. Los solteros como el buscando quien saben que, sexo, compañía, un poco de todo quizás. También había tres o cuatro jóvenes festejando algo. La clientela de siempre, solo cambiaban las chicas de vez en cuando excepto dos o tres que ya llevaban años en aquel prostíbulo.

Un tipo rubio se acerco a Camacho, andaba con seguridad consciente de su robusto cuerpo. Tenia unos ojos azul hielo que movía con rapidez. Palmeo a Camacho y saludo.

- ¿Como va inspector?- su voz poseía un fuerte acento del este. Camacho levanto sus ojos hacia la cara del hombre, le tendió una mano y le invito a sentarse.
- Buenas Gica, tirando como siempre- contesto lacónico el inspector.
- Bueno inspector, ya sabe que aquí tiene todo lo que necesite para olvidarse un rato de sus problemas. - repuso Gica.
- Me basta con el Whisky, pero gracias- dijo Camacho apurando su copa. Gica golpeo la barra para llamar la atención de la camarera. Esta era una guapa rubia, también del este, era la mujer o la novia de Gica, Camacho nunca se lo había preguntado, solo sabia que estaban juntos por la vez en que la rubia le tiro una botella a la cabeza por flirtear con una de las putas.
- ¡Vamos Andrea!, ponle otra copa al inspector, esta a cuenta de la casa- grito Gica. Andrea se acerco con una vaso bajo y ancho, puso tres cubitos y vertió tres dedos de whisky en el mismo. Lo empujo delante del inspector y le sonrió luego se dirigió a Gica.
- Deberías pedir las cosas mas educadamente, como hace el inspector- Gica la miro y le lanzo un beso que fue contestado por una imprecación que Camacho no entendió.
- Por cierto inspector, tengo dos nuevas chicas, recién llegadas de mi tierra, jovencitas, limpias, poco usadas, ahora mismo están arriba pero si quiere usted probarlas, se las dejo a dos por uno.- prosiguió Gica. Camacho lo miro a lo ojos.
- No me jodas Gica, sabes que no me van de ese palo, ademas como vuelvas a tratar de venderme a una chica como si yo fuese alguno de esos degenerados que viene por aquí te meto la pistola por el culo y luego llamo a algún amigo para que cierre esto. - Gica sonrió a su interlocutor.
- No se ponga así inspector solo le tocaba los cojones.
- Se te da bien, Gica, es algo que se te da bien.
- Bueno inspector voy a seguir saludando clientes, páselo bien y si decido cambiar de opin....
- Lárgate cabrón- zanjo Camacho.

Camacho volvió a concertarse en su whisky y en sus cigarros. Una mujer bajo las escaleras acompañada por un tipo calvo y bajo con cara bovina. Camacho observo a la mujer acompañar al hombre hasta la puerta darle dos besos y despedirla. La mujer se acerco a el, Camacho la miro de arriba abajo, desde sus zapatos negros de largos tacones, pasando por sus oscuras medias, la corta falda color rojo, y un top negro escotado. Luego clavo la mirada en la cara de ella, en sus ojos oscuros e inteligentes, en la sensual boca pintada de rojo, en sus pomulos marcados en su castaño pelo rizado y sonrió. Ella beso suavemente su aspera mejilla y se sento a su lado. Camacho pidio un gin tonic para ella y otro whisky para el.

- Pareces cansado Angel. dijo la mujer.
- Estoy cansado Marisa- repuso Camacho acercándole el gin tonic.
-¿ Sigues durmiendo mal?, deberías hacer algo de ejercicio te vendría bien para dormir.. propuso ella.
- El ejercicio no esta hecho para mi. No me veo haciendo footing con mallas.. objeto Camacho.
- ¿Porque no?, estarías sexy. - bromeo Marisa , levantando los ojos con gracia.
- No me vaciles, hace años que deje de ser sexy, si hasta me cuesta pronunciar la palabra.- repuso el.
- Bueno pero algo deberías de hacer para dormir, no puedes seguir así Angel. - el tono de voz denotaba que esta vez hablaba en serio.
- Ya hago lo que puedo, tras unos whiskis logro dormir unas horas. -
- Vaya solución, los problemas no se van así, cariño- Marisa le acaricio el rostro.
- Mi ex ha puesto el grito en el cielo porque me retrase con la pensión, mi hija no quiere verme y el jefe esta encima mía por culpa del asesino hijoputa ese. - lamento Camacho.
.- Todo ira bien Angel, ya lo cogerás...

Una serio de gritos interrumpió la conversación. Una de las prostitutas visiblemente enojada gritaba insultando al grupo de jóvenes. Tres o cuatro muchachos de unos veinte años, visiblemente borrachos. Estos se reían de la prostituta. Gica se acerco al grupo de jóvenes en actitud amenazante. Camacho logro detenerlo a tiempo. Ambos se pusieron delante de los otros cuatro.

-¿Que ha pasado ? - le pregunto Gica a la chica.
-Ese cabrón me ha tirado la copa encima y ha empezado a insultarme- contesto ella señalando a uno de los cuatro, un chulo con perilla. Giga lo miro con firmeza.
- Pídele disculpas a la señorita, ahora mismo. dijo fríamente. El chaval comenzó a reírse con sus amigos.
- ¿Señorita?, sino es mas que una puta, rumano de mierda.- hablo el de la perilla. Gica se lanzo a por el pero Camacho lo detuvo. Se giro hacia el muchacho.
- Sera mejor que pidas perdón, pagues y te disculpes chaval- le aconsejo.
- ¿Chaval?, vete a la mierda viejo, no voy a pedirle disculpas a una puta de mierda.
- ¿No?, tu mismo.- dicho esto Camacho se aparto, Gica se acerco al de la perilla, este le lanzo un puñetazo que Gica paro con su brazo izquierdo. Después golpeo el rostro de su oponente, se pudo oír la nariz partirse. Los otros tres dieron un paso amenazador pero Camacho se interpuso de nuevo mostrando la placa.
- Mas vale que paguéis y os marchéis o acabareis todos en el calabozo, no me jodáis.- amenazo. Uno de ellos pago a Andrea y los otros dos ayudaron al de la perilla a levantarse. Camacho se le acerco.
- Pídele perdón a la chica de una puta vez.- le mando. Este se acerco a la chica y pidió perdón mientras se tocaba la nariz. Los cuatro jóvenes salieron con la cabeza gacha. Camacho camino hasta donde le esperaba Marisa, le tendió una mano, ambos subieron las escaleras, necesitaba relajarse en las manos de ella, perderse en el perfume de su pelo, dejarse abrazar...



"Del viejo tocadiscos salia una melodía de violines, melancólica y triste. El hombre se sentó en el sofá, dejo dos bolsas sobre la mesilla. Siguió el ritmo de la música con la mano durante unos instantes, luego bebió un trago de vino blanco de una copa de cristal. Cogió una de las bolsas y la abrió despacio, con delicadeza. Acerco su nariz a ella y olio. Aspiro profundamente deleitándose en aquel perfume. Por ultimo se dejo caer mas en el sillón cerrando la bolsa con los ojos cerrados, rememorando con una sonrisa en la boca."



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Rellenando que es gerundio.

Sigo con el tema de los clásicos, ya han caído "Un mundo feliz" y "Lolita" . El primero es un buen libro pero creo que todo pasa demasiado rápido, no ahonda demasiado en la historia de los personajes a lo largo de la novela. Lo mejor es sin duda la sensación de agobio que logra trasmitir ante un mundo tan controlado, donde cada vida esta predestinada. En cuanto a "Lolita", que decir, mi hermana decía que era perturbador, lo es en ocasiones, sin duda. Pero leer a Nabokov, el esplendido uso que hace del lenguaje, el sinfín de frases o párrafos excelentes que uno encuentro a lo largo de las hojas hacen que merezca y mucho leerlo.

Un saludo.

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Un mundo Oscuro, Presentaciones.

El coche se detuvo bruscamente ante la multitud de curiosos que se agolpaba frente a aquella nave abandonada. Tres o cuatro policías de uniforme se afanaban tratando de apartar a la gente de allí, sin mucho resultado. Del vehículo, un 407 blanco, bajaron dos hombres. El primero, salio del asiento del acompañante, alto, desgarbado. Vistiendo gafas de sol oscuras, gabardina gris y lo que parecían ser unos zapatos gastados pasados de moda, miro a su alrededor tras bajar del coche y musito algo para si mismo. En su rostro podía verse una barba de tres o cuatro días circundando una boca de labios firmes, una boca que no estaba hecha para sonreír. Se paso una mano por el pelo castaño, fino, descuidado e hizo una señal con la cabeza a su compañero. Este cerro el coche con el mando a distancia y camino hacia el grupo de gente reticente a apartarse del lugar. El segundo hombre, no era tan alto como su compañero, era unos diez centímetros mas bajo, pero mas robusto, vestía vaqueros gastados junto a unas botas marrones inmaculadas. Se protegía del frió con una cazadora de cuero que tintineaba a cada paso. A diferencia de su compañero, se quito las gafas de sol de los ojos, poniéndoselas en la cabeza, sobre un pelo corto, negro y abundante. Volviendo a sus ojos estos eran de un color marrón oscuro, mas bien pequeños. Llevaba finas y largas patillas y una perilla perfectamente recortada. Poseía unas facciones que la mayoría de las mujeres juzgarían como atractivas. Era a simple vista diez o doce años mas joven que su acompañante.


Mostraron su placa para pasar por la zona acordonada. Un policía levanto la cinta para permitirles un paso mas fácil bajo la cinta amarilla. El de la gabardina se detuvo, con una voz grave, se dirigió al uniformado que sostenía la cinta:

- Acordonen la zona a cien metros de aquí, quiero a esa gente lejos, si alguno se cuela, periodista o civil, lo empapeláis  ¿estamos?- dijo en un tono que no daba opción a replica. Lanzo una mirada de disgusto al ver a un docena de periodistas haciendo fotos y preguntando a la gente. - Y hacerlo rápido- terminó-. El policía asintio y fue a cumplir las ordenes. Los dos hombres caminaron hacia un grupo de hombres y mujeres que se hallaban cerca de una de las paredes de la nave. Sortearon un par de charcos que la lluvia había caída algo mas temprano había dejado en aquella superficie de tierra.  Uno de los hombres que había en el grupo camino hacia ellos. El mas joven le tendió una mano.

- Buenas, Lorenzo- saludó con un apretón firme. -¿Esta mejor tu mujer?- preguntó a continuación. Lorenzo asintió.
- Hola, Marquez- respondió, luego miro al otro y le estrecho también la mano. - Hola Camacho. 
- Hola, Lorenzo, ¿otra?- pregunto Camacho señalando con la cabeza al grupo de forenses, ayudantes y policías de la científica. 
- Todo indica a que si, todo encaja. - contestó Lorenzo.
- Mierda- intervino Marquez.
- Lo es- convino Lorenzo. 

Camacho avanzo hasta el resto de policías, cogió unos guantes de plástico de una de las bolsas de los forenses, se lo puso con habilidad y se aproximo a la pared. Tendida junto a la misma pudo ver a una mujer joven, de veinticinco años o poco mas. Yacia desnuda a excepción de un jersey que apenas tapaba uno de sus brazos, a un metro de ella pudo ver una chaqueta y un pantalón. Un tipo grueso se afanaba junto a una mujer en el cuerpo, examinándolo y tomando muestras. Camacho se acacho junto a ellos.

- ¿Puedo?- pregunto Camacho, el tipo grueso giro la cara dejando ver un rostro cetrino en los que destacaban unos grandes ojos de sapo.
- Claro, Camacho- contesto el hombre apartándose para dejar sitio a Camacho. La chica se levanto. Camacho examino el cuerpo. Tenia un moratón grande en uno de los ojos, los labios hinchados y una serie de cortes en el cuerpo. Observo con detalle los cortes, finos, hechos con escalpelo según dijeron los forenses, como en las anteriores victimas. Dos cortes en cada mejilla, dos en cada pecho, dos en cada muslo. Camacho levanto la vista y dejo vagar al mirada.

-¿No la mato aquí verdad?- inquirió
-No- afirmo el forense.

Camacho asintió con la cabeza y se levanto, se quito los guantes y los guardo en la gabardina, miro a su compañero hablar con la mujer forense. Lo llamo y este le dijo que esperase, el no se detuvo y camino hacia el coche. 


Unas manos hábiles metieron las prendas de ropa en diferentes bolsas, sello las mismas y les pego una etiqueta. Escribió con una letra clara  "Angela 14/9/2009". Repitió el proceso en la otra bolsa. Luego las cogió y las llevo hasta un armario de madera cerrado con llave. Rebusco en su bolsillo, saco una pequeña llave, abrió el armario y deposito con sumo cuidado las bolsas en su interior. Volvió a cerrar el armario. Salio del cuarto cerrandolo también con llave, bajo unas escaleras y se acomodo en un sofá delante de un televisor apagado. Encendió un cigarro y se sumergió en sus pensamientos.















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No te muevas....... dejame.

Me acerco por tu espalda....no, no te muevas, quédate quieta mientras te rodeo con mis brazos, apretando tu espalda contra mi pecho. Déjame que aspire el intenso olor de tu pelo. No te muevas mientras giro levemente tu cara en busca de tu boca. Déjame que entierre mi rostro en tu cuello, saboreando el dulce sabor de tu piel. No te muevas mientras mi lengua se desliza por ella suavemente, solo déjame hacer, déjame que prosiga besando tus hombros tostados. Déjame que con mis labios trace nuevos caminos por tu espalda. No te muevas, siénteme pero no te muevas mientras mis manos se deslizan por tu estómago. No te muevas cuando mis dedos asciendan a tus senos. Déjame sentir como tus pezones se endurecen entre mis dedos anhelantes. Déjame notar como se acelera tu respiración, como late tu corazón más fuerte. Déjame escuchar los gemidos de tu boca. Déjame buscarla una vez más, rozar tus tiernos labios con mi lengua, morderla, meter mi lengua en ella. Déjame disfrutarla y no te muevas mientras deslizo una de mis manos despacio hasta tu sexo. Déjame ahogar tu gemido con mi boca. Déjame notar como tu cuerpo se estremece cuando mis dedos rozan tu sexo. Como tu cuerpo pide más cuando presiono levemente tu clítoris. No te muevas cuando saque mi pene del pantalón y lo roce con tu trasero, déjame mostrar lo que la lujuria eléctrica que transmites a mis cinco sentidos produce en él. La visión de tu cuerpo desnudo, el tacto perfecto de tu suave piel, el olor femenino que despide tu cuerpo, el sabor de tu boca inundando la mía, el sonido de tus gemidos anhelantes, provocan en él, en mí, que te desee. Que desee que no te muevas..... que me dejes hacerte el amor mientras susurro tu nombre.

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Relleno del bueno. Clasicos.

El otro día le di una vuelta a la estantería de clásicos de la literatura ( Mundial) que tengo por mi casa. Cogí cinco libros. Ya me he leído dos, "Los tipos duros no bailan" de Norman Mailer, que ya me lo había leído hace tiempo. Un libro genial algo desagradable pero muy bien escrito y elaborado. Luego me puse con "El gran Gatsby" , que no entiendo muy bien porque es un clásico cuando es una historia bastante insulsa. O al menos eso me ha parecido a mi. Los otros tres son "Lolita" de Nabokov, "Un mundo Feliz de Huxley" y "El retrato de Dorian Gray", ya os contare que me parecen cuando tenga tiempo para leer que ahora me tienen frito con los estudios. Y ya os contare si cojo alguno mas. ( Mas de uno se que no voy a tocar en la vida).

Un saludo.

( Me los leo ahora por que cuando caigan en mis manos la segunda parte del "Nombre del viento" y la quinta de "Juego de tronos" va a leer clásicos mi tía Rita).

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Tres en uno

Estaciones

Lo que más me jodía de la primavera, era que todo se renovaba, el mundo, la vida, retomaba fuerzas, cobraba brío alimentada por la luz y el calor de un sol cada día más presente. Yo, soy un tipo invernal, me siento más cómodo durante las largas noches de Enero o Febrero, podría incluir Diciembre, pero las luces navideñas destrozaban mi querido mundo de sombras. La primavera es un recuerdo constante de lo que no tengo, el renacer de las plantas, el poderoso y alegre canto de los pájaros, la risa de la gente, que en primavera parece más fuerte, más verdadera, reabren mis cicatrices. Sin embargo en invierno, cuando la gente aprieta el paso huyendo del frió, cuando se refugian en sus casas, cuando la nieve cubre mis ruinas y el silencio se adueña de las calles de éste, mi sitio en el mundo, consigo creer que pasó desapercibido, consigo una ilusión de igualdad, que funciona al menos como bálsamo para mis heridas. Sentado en este banco de madera, notando los rayos de sol calentar mi rostro y lo que es peor, iluminarlo, comienzo a añorar la oscuridad, las sombras, el frio y noto como las heridas se abren poco a poco, dolorosamente......



Banda Sonora

La camarera me había puesto la tercera cerveza de la noche, me ofreció algo de picar con una sonrisa, le negué con la cabeza. Se volvió para atender a un par de jóvenes con camisetas de Los Ramones y Metallica. Cuando se giró, alce la botella, mire su culo e hice un brindis imaginario por el antes de llevármela a la boca. El tío que ponía la música puso un tema de Aerosmith, no recuerdo su nombre. Los dos chavales comenzaron a mover las cabezas a coro. Uno de ellos se acercó al oído del otro y le dijo algo, el otro respondió "Es un clásico tío". ¿Un clásico?, pensé. Mierda si yo crecí con esto, ¿cómo va a ser clásico? Mire a mí alrededor, observando una a una a cada persona que había en el bar, hombre o mujer. De aquel largo recorrido pude deducir dos cosas, la primera es que necesitaba un nuevo local para tomar mis cervezas del viernes y segunda, necesito una banda sonora.





Más

Metió la cabeza bajo el agua de la ducha, cerró los ojos y dejo caer el agua por su cuerpo. Los recuerdos afloraron, unos para marcharse, otros para quedarse. La sequedad de su boca, producto de haber fumado demasiado. El martilleo de sus sienes cada vez más lento, apagado por la magia del ibuprofeno que se había tomado nada más levantarse y cuya causa era sin duda el whisky barato. Las magulladuras en la cara y el torso, fruto de los golpes recibidos. El escozor en los nudillos, porque recordaba perfectamente haber devuelto los golpes. Uno por uno hasta dejar a aquel tipejo en el suelo, con la nariz rota, sangrando profusamente y maldiciéndole. También recordaba el cómo y porqué de la pelea: Ella. Y sobre todo la recordaba a ella: Ayudándola a caminar hasta su casa, limpiar sus nudillos lacerados, besar su labio hinchado, desnudarla lentamente, desnudarse lentamente, meterse en la cama con él y hacerle el amor de una forma tan dulce y pasional. Lo recordaba a la vez que su pene comenzaba a ponerse duro. Abrió los ojos, observo su miembro erecto y sonrió. Cerró el grifo y salió de la ducha, se puso un albornoz y camino hasta el cuarto. Miro la cama vacía y se tumbó en ella. ¿Por qué coño no le pregunté su nombre?, ¿Por qué no le dije que se quedase?, pensó. Supuso que se habría quedado dormido tras hacer el amor. Demasiado Whisky, demasiados golpes, demasiada pasión para poder pensar con claridad. Alargó la mano para alcanzar el paquete de Pall Mall de la mesilla, lo abrió y hurgo en el para sacar un cigarro. Tocó un papel con las manos, lo sacó sorprendido y lo leyó, la letra era realmente bonita.

"Gracias por todo, si te preguntas quien soy, llámame".


Debajo había un número de teléfono. Volvió a coger el paquete de tabaco, encendió el cigarro. Alargo de nuevo la mano en busca del móvil. Marco el número del papel. Sonó cuatro veces antes de que lo cogiesen.

- ¿Diga?- la voz era muy femenina, sexy, se dijo, como toda ella.
- Me pregunto quién eres.- contesto él. Se oyó una risa al otro lado del teléfono.
- ¿Y eso porque?- pregunto ella.
- Digamos que no me vale solo con el recuerdo de ayer.



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Traicion, Ultimo Acto


Al fin llego el día del todo o nada o mejor dicho, la noche. Conocía a Enrico desde hace años y sabía de sus gustos y aficiones. Tenía una especial predilección por las putas asiáticas y las mejores putas asiáticas estaban en el Dragón Rojo. Tuve que pagar una buena suma para que uno de los camareros me hiciese una llamada cuando Enrico fuese al local, no solía pasar más de una semana sin hacerlo y así fue, al cuarto día de esperar a que apareciese, el camarero llamó, Enrico iba con dos de sus guardaespaldas. Nosotros éramos cuatro, tres irlandeses y un ruso, el ruso conducía. Los otros dos también se habían pasado de bando cuando yo lo hice, crecí con ellos, eran de confianza. Tras recibir la llamada nos pusimos en marcha, todo sucedió deprisa, el ruso aparco el coche en frente del Dragón Rojo, baje con mis dos compatriotas, entramos, eché una ojeada y me encaminé a la barra. La Madame se me acercó pero mi mirada la apartó de mi camino como si de un empujón se tratase. Dejé a uno de mis hombres abajo y comencé a subir las escaleras, sabía en que habitación estaría Enrico, la de siempre, arriba del todo, al fondo a la derecha. Saqué la pistola mientras avanzaba, el otro me imitó. Ascendí el último escalón, levanté la pistola apuntando hacia la puerta, allí estaban los dos guardaespaldas. Se llevaron las manos a sus armas, nosotros disparamos, durante unos instantes todo fue ruido, humo, olor a pólvora y miedo. Vi caer a los dos hombres, uno logró tirar y acertarle en la pierna a mi compañero. Apreté el paso hasta la puerta, metí una bala en la cerradura. Luego pateé la puerta. Me recibió un disparo y un griterío femenino. Me cubrí contra la pared, asomándola descargué a ciegas la pistola. Recargué el arma mientras Enrico disparaba como un loco, no pensaba, pronto se quedaría sin balas. Volví a disparar, un grito aún más fuerte se escuchó, también femenino, escuché una maldición en italiano y unos pasos.  Entré en la habitación, allí estaba Enrico, desnudo con una pistola en la mano, tratando de llegar al baño, le disparó por la espalda, dos tiros, cayó al suelo. Me acerqué, le metí otra bala más en la cabeza. Luego miré a las putas, dos estaban en una esquina llorando, otra estaba tirada al lado de la cama con una bala en el vientre. Salí de la habitación, mi compañero estaba tirado en el pasillo pálido. Me acerqué a él y le disparé a quemarropa.
 Los rusos solo me necesitaban a mí y como prueba de mi valía no solo querían que matase a Enrico sino a mis amigos de toda la vida. Lo hice, al otro le gritó para que subiera, mientras lo hacía lo abatí. Luego corrí hasta la calle entre gritos y lamentos, salí a la calle y me metí en el coche. El ruso me miró, yo asentí.

Tras aquella ultima traición, me logré asentar con los rusos. Ahora soy uno más de ellos, estoy casado con una rusa, tengo dos hijos con nombres rusos y espero un tercero. No hay día en que no piense en lo que hice y me conteste a mí mismo: "Supervivencia".